Un arriero badulaque que sometía sexualmente de manera sistemática a una mitãkuña’i fue condenado a 16 años de pena carcelaria ayer durante un juicio oral llevado a cabo en el Poder Judicial de Ciudad del Este. Los abusos ndaje comenzaron desde que la niña tenía 9 años y se prolongaron hasta los 13 años, según se pudo probar durante el debate público.
El sentenciado está identificado con las iniciales P.M.S. cuyos mayores datos se resguardan por la condición de menor de la víctima y considerando que el agresor es un allegado de la familia.
Durante el juicio quedó demostrado que entre la noche del 25 y madrugada del 26 de setiembre del año 2021, fue la última vez que el badulaque sometió sexualmente a la mitãkuña’i, quien en ese entonces tenía 13 años de edad, pues días después, el hermano de la niña contó todo, por teléfono, a la madre que se encuentra en España.
Previamente, las agresiones sexuales se repitieron en varias oportunidades en una vivienda ubicada en el km 8 Acaray, a unos 2.000 metros de la ruta N° 02, de Ciudad del Este.
Los antecedentes he’i que los abusos comenzaron con manoseos cuando la niña tenía 9 años y a partir de 11 años katu ya hubo coito. El hoy condenado frecuentaba la casa donde residía la niña, pues es hermano de la madrastra de la víctima, y aprovechaba ese acercamiento para cometer los hechos.
Durante el juicio oral se probó avei que entre la víctima y el victimario hubo una especie de enamoramiento, ndaje. Incluso, se intercambiaban constantemente cartas amorosas y que fueron analizadas por los jueces Milciades Ovelar, Flavia Lorena Recalde y Emilia Santos, miembros del Tribunal de Sentencia, a la hora de dictar el fallo.
A criterio de los magistrados kuéra la conducta del acusado no se justifica, pues una menor no puede asumir la autonomía sexual, según resaltaron.
El Ministerio Público estuvo representado por kuñakarai fiscal Vivian Coronel, titular de la unidad especializada en hechos punibles contra niños y adolescentes. En tanto, el Abg. Carlos Montiel katu estuvo por la querella adhesiva, mientras que el acusado fue asistido por los abogados Silvio Saúl González y Juan Domingo Silvero Mereles.
