La presencia de las drogas en colegios de Ciudad del Este y otros distritos del Alto Paraná es un flagelo cada vez más frecuente y genera gran preocupación en los docentes, además de la violencia que desencadenan los estupefacientes. A esta preocupante realidad se suma la existencia de mucho desconocimiento sobre la manera de actuar cuando profesores o padres comprueban que los chicos a su cargo ya consumen estupefacientes.
Según un informe emitido por la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD), de 22.000 adolescentes encuestados, del octavo grado al tercero de la media, 5.000 ya han consumido algún tipo de droga. A esta estadística se suman los frecuentes casos de denuncias de presencia de droga en los colegios.
Está demostrado que la prevalencia de ese mal, especialmente en la población joven del Paraguay, es cada vez más alta, lo que hace necesario tener conciencia cabal del asunto a nivel de la sociedad para poder enfrentarlo. Porque el tema de la adicción a las drogas no es solo un problema para la agenda del Estado, sino fundamentalmente una preocupación de toda la sociedad y de las familias en especial porque los individuos que caen en ella son parte sensible de las unidades familiares.
En una reciente encuesta que se realizó en los colegios de nuestro país, se encontró que el 46,4% de los estudiantes ya probó la droga más extendida, el alcohol, antes de los 14 años. Las bebidas alcohólicas, cuyo consumo está prohibido antes de los 20 años de edad según el Código Sanitario, son el inicio de muchos adolescentes y jóvenes en el campo de las adicciones. Pero como se trata de una droga legal en la sociedad, no se la tiene en cuenta como lo que es, un grave desorden social y de salud.
Datos que se habían dado a conocer años atrás hablan del inicio muy temprano de las personas en el consumo de las drogas prohibidas, pues numerosos niños ya consumen crack o sustancias similares antes de los 7 años y muchos de ellos ya presentan fuertes deterioros físicos y sicológicos, y además ya poseen antecedentes policiales.
Los especialistas encontraron que el crack y la cola de zapatero son las drogas más consumidas y con las que comienzan los niños de la calle, en tanto que los que provienen de familias más o menos constituidas se inician con marihuana y cocaína. Aunque el crack es lo que más se consume en los estratos sociales más pobres, se encontró que en otros niveles se mezclan mucho las drogas como el LSD o hacen una combinación de marihuana con crack.
Necesitamos más iniciativas respecto de las tareas de concienciación a los jóvenes, además de capacitación a padres y docentes, principalmente en escuelas y colegios de las grandes ciudades, o los centros más densamente poblados, a fin de reducir la amenaza de las drogas a límites tolerables, pues pensar en erradicarla totalmente resultaría utópico. Esperemos que las autoridades departamentales y nacionales se ocupen de esta cuestión, a fin de alejar a nuestros jóvenes de los vicios.
