Un tipo sumamente celoso y además argelado garroteaba al dos por tres a su concu, y además le amenazaba con liquidarla a ella, a sus dos hijos menores y su mamá voi, en que caso de que se le antojara dejarle. La víctima igualmente era obligada a acompañar a todas partes al sujeto, quien ni en la esquina iba sin ella. Sin embargo, tras un nuevo ñembyepoti, la doña puso punto final a la relación, se mandó mudar de la casa y radicó la denuncia ante la poli. Ahora, el hombre está acusado a la espera de un juicio oral para conocer su destino.
El encausado está identificado con las iniciales A.D.E.P., de 38 años, quien fue acusado por violencia familiar y coacción mba’embo por la agente fiscal de la unidad especializada en la lucha contra la violencia familiar, Susan Vega.
He’i el escrito de la Fiscalía, que el ñato mantuvo una relación con la víctima por un año y cinco meses, y durante ese periodo la mantenía bajo amenaza de muerte constante a ella, al igual que a sus hijos menores de 6 y 10 años, fruto de una relación anterior.
El sujeto obligaba avei a la mujer a dormir con él en otra vivienda, prohibiéndole compartir con sus hijos, madre y otros familiares. Así también, le prohibía usar celu, no le permitía quedarse en su casa a cuidar de sus pequeños, ya que le llevaba mbaretépe a todas partes, ndaje.
Para colmo, en varias ocasiones, el presunto agresor amenazó con matar a su doña y luego suicidarse. Igualmente, le advertía que en caso de dejarle mataría a sus hijos y a su mamá, menciona el escrito de acusación.
Un nuevo episodio de violencia sufrió la doñita el 1 de marzo de 2021 en la vivienda que compartían en el barrio Fátima de Ciudad del Este. Upéro, el hombre supuestamente oja’o vaipaité a la mujer, quien finalmente decidió escapar con sus hijos y radicó la denuncia.
Posteriormente, el 6 de marzo de ese mismo año, tras enterarse de que fue denunciado, el hombre atropelló a la víctima y comenzó a garrotearle, pero la misma pudo alertar a los voláis, quienes llegaron rápidamente al lugar y detuvieron al sujeto. El mismo para ese entonces ya tenía orden de detención pendiente.
El presunto garrotero se expone a una pena privativa de libertad de hasta 6 años, según establece la ley para estos casos de violencia familiar.
