El rubro gastronómico se va reponiendo de la dura experiencia que les tocó en el 2020 y parte del 2021, con el aislamiento sanitario. La Asociación de Bares y Restaurantes de Ciudad del Este (Asobares) indicó que, desde los tres últimos meses del año pasado, han experimentado un importante repunte en el movimiento y las ventas en sus locales, sin embargo, no se emocionan con eso y observan con recelo ante cualquier decisión que pueda afectar el negocio.
Bruno Meskin, presidente de Asobares, explicó que fue importante el nivel de ventas que obtuvieron entre octubre y diciembre del año pasado, pero que como gremio están viendo qué preparar para tener ese nivel durante el año. Pretenden recurrir a las autoridades municipales, departamentales y del sector turístico para hacer eventos, que implique la participación de todos, con el objetivo de traer al público de la región de las tres fronteras.
“Estamos viendo buenos resultados, pero todavía no es para soltarse. Muchos empresarios estamos con temor que mañana se venga una nueva restricción, por eso pensamos bastante antes de tomar algunas decisiones. Estamos expectantes, porque siempre aparecen nuevas decisiones de las autoridades”, explicó el referente del sector gastronómico.
Explicó, sin embargo, que, de los meses de buena recaudación, el mes de enero reflejó una merma, pero esta es la prevista siempre porque es periodo de vacaciones y muchos no están en la ciudad. Pero, Meskin añadió que, en comparación a este periodo, antes de la pandemia, la baja fue muy significativa, principalmente porque el poder adquisitivo del comensal se redujo bastante, por diversos factores.
“El cliente que gastaba G. 200 mil en una mesa, ahora lo hace por un monto mucho menor y a eso debemos sumarle que la inseguridad que hay por los robos de vehículos, los pirañitas y otros hechos que ocurren en la noche; mucha gente no quiere exponerse. Todos esos temas queremos definir con las autoridades”, explicó el titular de Asobares.
EFECTOS DE LA INFLACIÓN
La inflación en nuestro país también se refleja en el sector de la gastronomía que tuvo que incrementar sus precios entre un 10 a 15%, para el consumidor final. Muchos, por política de negocios, no estaban alzando los precios, pero luego eso fue imposible de sostener, según explicaron desde el sector.
Con la suba del gasoil, las transportadoras de los productos que comercializan en esos locales también alzaron los precios del servicio, por lo que esto tuvo que ser recargado al consumidor final. Uno de los rubros que más aumento tuvo fue la carne, principal ingrediente en los locales gastronómicos e infaltable en el menú del comensal paraguayo.
Los impuestos, liquidaciones y otros costos operativos deben ser pagados en el primer cuatrimestre del año y al menos cuatro locales gastronómicos optaron por el cierre definitivo, pues no se repusieron del golpe económico que significó el prolongando cierre durante el aislamiento obligatorio, mencionaron desde el gremio que los nuclea.
