Al asumir el cargo, el intendente Miguelito Prieto hizo muchas promesas, como sanear a la comuna de seccionaleros, hurreros, planilleros, etc. Pero al final, aparentemente, solo echa a los incondicionales de los concejales que lo cuestionan, ya que ni siquiera zacariistas empedernidos, como el “clan Molinas”, son molestados. ¿Ha’upéi?
Es preocupante que Miguelito aparentemente es apenas un “títere”; un carilindo electo como intendente por una ciudadanía harta de un clan corrupto. Sin embargo, la que realmente maneja el “poder” en la comuna es la media toronja del senador Papagayo, quien hace y deshace desde su cargo “ad honorem” en la institución municipal. Y bueno, estamos en Paraguay, chamigo.
Hendy el tema de Ulises; por un lado, están los que le tienen como el nuevo “Mesías” del Este (algunos radialistas de la zona por poco se volvieron locos de felicidad), por el otro, hay quienes dudan de la honorabilidad y buenas intenciones de alguien vinculado a un poderoso narcotraficante. Pero bueno, en el Congreso casi todos tienen techo de vidrio y lo más probable es que reasuma su banca y colorín colorado…este cuento se habrá acabado. ¡Tres hurras!
El que probablemente queda sin el pan y sin la torta con esto es el gobernador Roberto “trabajen pobres” González Vaesken, porque está escrito quién lidera a los Añetete en Alto Paraná y “Tiky”, su hermano, ya no figura ni a los premios. En filas del cartismo tampoco es que le quieren mucho a Vaesken, por lo que actualmente está flotando en el “limbo político” y no sabe dónde ubicarse. ¡Ndeee!
