
La vida de una mujer literalmente está en manos de tres agentes fiscales de Ciudad del Este, encargadas de las unidades especializadas de lucha contra “violencia familiar”, quienes por desidia o desinterés tienen encajonadas nada menos que siete denuncias contra su pareja, quien desde hace años la somete a maltratos físicos y psicológicos. Como si fuera poco, en la noche del domingo, el hombre en total estado de ebriedad golpeó nuevamente a la víctima, luego causó destrozos en la casa y amontonó las ropas de la mujer y sus hijos y les prendió fuego. Para rematar, amenazó con matarle antes de darse a la fuga.
Desde el 2023, María Teresa Mercado Acosta (38) acudió en siete oportunidades a pedir ayuda a la Fiscalía denunciando a su concubino Hugo Javier Arguello Rodríguez (53), un taxista que desde hace años la somete a maltratos físicos y psicológicos, pero las fiscalas Estela Mary Ramírez, Susan Raquel Vega y Liliana Denice Duarte nada hicieron al respecto. Los expedientes de sus denuncias simplemente “duermen” en los despachos, mientras la mujer y sus hijos continúan viviendo una verdadera pesadilla.
El colmo de la impunidad se registró el domingo último, cuando, alrededor de las 22:20, tras una nueva agresión, Argüello Rodríguez destrozó los objetos de la vivienda y prendió fuego a las ropas de su pareja y sus hijos. No conforme con su acto criminal, el agresor se filmó mientras cometía el hecho, jactándose de que no teme a las autoridades, lo que evidencia su sensación de total impunidad. Con impotencia y lágrimas en los ojos, la víctima observó cómo sus pertenencias eran consumidas por las llamas desde la casa de una vecina, donde se refugió para salvar su vida y la de sus pequeños.

Según el acta policial labrada en la subcomisaría 14ª de Minga Guazú, la agresión ocurrió alrededor de las 21:40 del domingo. La víctima relató que, bajo los efectos del alcohol, su expareja la golpeó, causó destrozos en la vivienda y posteriormente incendió las ropas. El caso, como los anteriores, fue comunicado a una agente fiscal de turno, pero hasta ahora el hombre no fue detenido, pues se dio a la fuga.
FALTA DE EMPATÍA
La falta de acción de Estela Mary Ramírez, Susan Raquel Vega y Liliana Denice Duarte pone en evidencia la irresponsabilidad y una preocupante desidia institucional en las causas de violencia familiar que afectan a personas humildes. Resulta indignante que, pese a la gravedad de los hechos y las reiteradas denuncias, ninguna de estas representantes del Ministerio Público haya actuado con la diligencia necesaria para proteger a la víctima y a sus hijos.
La situación también denota la indiferencia del fiscal general del Estado, Emiliano Rolón Fernández, y del fiscal adjunto del área penal, Jorge Sosa, quienes desde que asumieron el cargo se mostraron serviles cuando las denuncias involucran a personas adineradas o recomendadas políticamente, pero sistemáticamente postergan y minimizan los casos donde las víctimas son mujeres pobres y sin influencias.
La impunidad en este caso es tan evidente que solo resta preguntarse: ¿Qué están esperando estas fiscalas y sus superiores? ¿Que Hugo Javier Argüello Rodríguez finalmente mate a María Teresa Mercado Acosta y sus hijos para entonces actuar? ¿Cuántas más advertencias y súplicas necesita el Ministerio Público para cumplir su deber?
La violencia de género sigue cobrándose vidas en Paraguay, mientras fiscales indolentes y autoridades insensibles convierten el acceso a la justicia en un privilegio reservado para unos pocos. Este caso, como tantos otros, exige una respuesta urgente, antes de que la inacción estatal tenga consecuencias irreparables.