En el Centro de Rehabilitación y Reinserción Laboral de Mujeres “Juana María de Lara”, nueve mujeres privadas de libertad (MPL) recibieron ayer el sacramento del bautismo, en un acto cargado de emoción, simbolismo, con el propósito de dar un paso más hacia una vida nueva, tejida desde la espiritualidad, el arrepentimiento y el deseo profundo de transformación.
La ceremonia se realizó en el cuarto día de la Pascua cristiana, un tiempo que celebra el renacimiento y la luz. Y justamente eso representó para las internas que, vestidas con túnicas blancas, fueron bendecidas con las aguas bautismales, como señal de un nuevo comienzo.
El proceso no fue improvisado. Durante semanas, las internas participaron de una preparación espiritual guiada por sacerdotes de la Pastoral Penitenciaria, con el acompañamiento cercano de catequistas. La confesión, la introspección y la oración fueron parte esencial del camino que recorrieron estas mujeres hasta llegar al altar instalado dentro del penal.
