
Un fuerte olor a fruta descompuesta recibió ayer a un grupo de madres que, como cada mañana, se acercan a la escuela pública del Área 1 para dejar a sus hijos. Denuncian que se trata de una escena repetida que –aseguran– ya no están dispuestas a tolerar. Lamentan que varias bolsas de naranjas fueron echadas a perder en un basural de la institución.
El reclamo fue encabezado por Rocío Figueredo, excocinera y madre de uno de los alumnos, quien expresó su indignación al ver cómo se desperdicia una gran cantidad de frutas que podrían ser consumidas por los propios estudiantes. “Estoy reclamando lo que corresponde. Hoy amanecimos con muchísimas bolsas de naranjas podridas. Cuando yo era la cocinera, jamás permití que las frutas se echen a perder. Las repartía hasta las cinco de la tarde si era necesario”.
Figueredo cuestionó directamente el rol de las actuales cocineras, a quienes acusa de falta de compromiso y de dejar que los productos se descompongan antes de repartirlos. Refirió que la empresa proveedora se desentiende una vez entregado el alimento, dejando en manos del personal de cocina la organización y distribución de las frutas y verduras.
“Ahora las cocineras son las responsables directas, y muchas veces no se quedan a hacer el reparto porque trabajan solo seis horas. Pero los chicos salen de clases y podrían llevarse las frutas. ¿Por qué dejarlas pudrir?”, se preguntó con enojo.
Además de las frutas desperdiciadas, ls madres denunciaron otras irregularidades en el manejo de los alimentos: desde el uso compartido del lavadero de cubiertos en los baños de los alumnos, hasta la supuesta ausencia de un responsable de la empresa en la institución.
Periodista de La Clave Comunicaciones intentó hablar con las cocineras sin éxito. Cerraron la puerta ante las consultas, negándose a brindar su versión de los hechos. El olor nauseabundo en la zona de la cocina y el desinterés aparente en garantizar que los alimentos lleguen a los alumnos indignan a los padres, quienes ya analizan elevar la denuncia a las autoridades educativas y sanitarias competentes. “Hay niños que vienen con hambre, que podrían llevarse dos o tres naranjas. No se trata solo de comida, se trata de respeto. Se trata de humanidad”, lamentó la mujer