
El Puente Internacional de la Amistad, que une Foz de Yguazu, Brasil, y Ciudad del Este, celebra este jueves 60 años de integración y desarrollo. Para celebrarlo se prevé una serie de actos conmemorativos que resaltan su importancia histórica y su impacto en la región de las Tres Fronteras. Para marcar esta ocasión especial, en el lado brasilero se inaugurará un mural temático de 117 metros de largo y 2,4 metros de altura, obra del artista Igor Izy.
El mural retrata elementos icónicos de la región, como los majestuosos jaguares del Parque Nacional Yguazú, las impresionantes Cataratas del Yguazú y la colosal represa de Itaipú. Además, como parte de la celebración, la Receita Federal habilita hoy una exposición de fotografías históricas del puente, recopiladas con el objetivo de reconstruir su memoria visual desde su construcción en los años 60 hasta la actualidad.
Junto con las imágenes, también se han reunido testimonios de personas que han sido parte de su historia, desde obreros que ayudaron a levantar la estructura hasta comerciantes y turistas que han cruzado sus fronteras a lo largo de los años. Uno de los relatos más conmovedores es el de la familia de Alfonso Folle, un trabajador paraguayo que participó en la construcción del puente y cuya memoria sigue viva en los relatos de sus hijos.
Don Folle, fallecido hace tres años a sus 82 años, a quien sus hijos recuerdan con orgullo como uno de los responsables de levantar esta imponente obra de ingeniería. Su hija, Laura Folle, junto con sus hermanos Salustiano, Francisco Javier, Elena y Antonia, conserva como un tesoro las fotografías de la época de la construcción del puente.
Muchas se perdieron con el paso del tiempo, pero otras aún sobreviven, como aquella en la que se lo ve junto a un compañero de trabajo cuyo nombre ya no logran recordar días antes a la inauguración. Don Alfonso formó parte de la legión de constructores que se establecieron en Alto Paraná para edificar la represa hidroeléctrica Acaray.
Una vez concluida esa obra, participaron en la construcción del Puente de la Amistad en la década de 1960. “Mi papá, además de ser un pionero, fue constructor de dos proyectos que marcaron un antes y un después en la historia de nuestro país. A veces siento que lo han olvidado, como ocurrió con muchos otros constructores, pues nunca fueron invitados a ningún acto conmemorativo para recordar la inauguración del puente”, reflexiona Laura.
Señaló que don Alfonso le solía relatar que vino de Guarambaré a sus 20 años a jugarse su futuro al Alto Paraná. “Nos solía contar que los obreros que se aventuraron como él por estos lugares eran de diferente punto del país. No debemos olvidar que en los años 50 todo esto era selva. Mi papá prácticamente salió del cuartel y vino a esta región del país2.
Desde su apertura oficial en 1965, el Puente de la Amistad ha sido un pilar fundamental para el comercio entre Brasil y Paraguay. La obra, diseñada por el ingeniero brasileño José Rodrigues Leite de Almeida y construida por el consorcio Rabello S.A. y Sotenge, posee una extensión de 552,40 metros y un vano libre de 303 metros, que en su época representó un récord en estructuras de hormigón. Su edificación requirió el esfuerzo de más de 1.000 trabajadores y la utilización de 14,000 toneladas de cemento y 2.900 toneladas de acero.