
La Asociación de Padres con Síndrome de Down (APADOWN) de Pdte. Franco realizó una actividad el fin de semana último en conmemoración por el Día Mundial del Síndrome de Down. Cada 21 de marzo se recuerda la fecha en todos los países. Los miembros de este selecto grupo son de diferentes distritos de Alto Paraná y se unen para luchar contra la discriminación de la sociedad hacia sus niños y por empatía en las atenciones básicas para los mismos.
El fin de semana pasado se compartió por esta fecha una actividad en la plaza de Libertad, frente a la Municipalidad de Presidente Franco. Vinieron familiares con sus chicos con síndrome de Down de varias ciudades del décimo departamento, compartieron una merienda y repartieron regalos que fueron donados por entes solidarios. Buscan resaltar el respeto hacia sus inocentes niños y que se les tenga con mayor apertura en los servicios básicos del país.
Unas madres explicaron que APADOWN se formó hace nueve años en busca de conseguir más beneficios para sus hijos que sufren de síndrome de Down. Son especiales e indefensos que necesitan el apoyo de la sociedad y del Estado para sus tratamientos. Solicitan mayor consideración en los lugares de Estado y reconocen que son ignorados por ese derecho.
Explicaron que en escuelas públicas se les pide una maestra sombra que debe ser pagada por las familias; en servicios como Identificaciones y del Ministerio de Salud no se les otorga un privilegio para acceder a los mismos como ciudadanos, siendo que son infantes que no pueden permanecer en un lugar por mucho tiempo quietos “aguardando turnos”, mencionaron.
FUNDACIÓN
El grupo de padres tiene como objetivo elevar a fundación su actual denominación; la idea es contar con un predio en donde se brinden atenciones médicas con profesionales del área. El tratamiento terapéutico que siguen es costoso en los sectores privados y, en el público, no tienen tratos privilegiados para acceder a los servicios y se les complica acudir con sus niños. Para ello, están recurriendo a las autoridades para que los apoyen a avanzar en su gestión.
También enfatizaron la necesidad de educar a la sociedad para “no herir” con sus palabras a las personas que sufren el síndrome. Recordaron muchas experiencias como: adultos extraños aconsejan a sus hijos no juntarse con estos niños porque supuestamente los va a contagiar; otras criaturas les gritan en las plazas “mongólicos” y los rechazan. Una mayor empatía y consideración de los funcionarios de atención al cliente ruega al Estado y a la gente en la calle.