
Este 24 de marzo se cumplen cinco años desde aquel día en que el Gobierno, en un intento por frenar la propagación del Covid-19, decidió cerrar todas sus fronteras. Una medida que, si bien buscaba proteger a la población, desencadenó una tremenda crisis económica, principalmente en Ciudad del Este, donde la actividad comercial se paralizó durante varios meses. A pesar del tiempo transcurrido, el turismo de compras aún no alcanzó los niveles previos a la pandemia.
Desde la segunda quincena de marzo hasta octubre de 2020, el Puente de la Amistad, arteria que conecta Paraguay con Brasil, se convirtió en un símbolo de desolación. El bullicio diario en las tiendas de la capital departamental, repletas de turistas, se desvaneció. Hoteles, restaurantes y comercios en general, que antes rebosaban de actividad, cerraron sus puertas.
“Hace 5 años, no sabíamos dónde estábamos parados, era una locura, la primera vez que pasamos por esta situación (cierre de fronteras), nos afectó de diversas formas”, recordó Víctor López, referente de los vendedores ambulantes en el sector de la avenida San Blas, en el microcentro esteño.
Añadió que la pandemia de Covid marcó un antes y un después en la forma de trabajar de los comerciantes de la vía pública. “El panorama siempre cambia, en el sentido de que hay que actualizarse, utilizando las herramientas disponibles para realizar transacciones. Esto es positivo, porque ahora la mayoría de los clientes extranjeros ya no usa efectivo y, lo más importante, el vendedor debe tener variedad de mercancías (actuales), buen trato y garantía del producto. Estamos actualizados en un 30%, falta mucho aún”, indicó.
López reveló que muchos vendedores no volvieron a abrir tras la apertura de fronteras. “Hubo un cambio de ordenanza que permite el trabajo en sociedad, como hicieron varios trabajadores que se quedaron sin recursos. Por ejemplo, yo coloco la casilla y otro los productos, así pudimos abrir otra vez, pero varios compañeros ya dejaron de dedicarse a la actividad comercial”, señaló. Pese al tiempo transcurrido, el volumen de ventas no alcanzó los niveles previos al covid.
FRAGILIDAD
Cinco años después, Ciudad del Este aún lucha por recuperarse. La crisis sanitaria obligó a la capital de Alto Paraná a diversificar su economía, buscando nuevas oportunidades en el turismo, la industria y la tecnología. Sin embargo, el recuerdo del cierre de fronteras sigue vivo en la memoria de sus habitantes, como un recordatorio de la fragilidad de un modelo económico basado en la dependencia del comercio fronterizo.