
Tras una serie de cateos que evidenciaron graves fallas en el sistema de control y vigilancia, además de un alto grado de corrupción entre algunos funcionarios penitenciarios, el ministro de Justicia, Rodrigo Nicora, dispuso ayer el cambio en la dirección de la penitenciaría regional de Ciudad del Este con el objetivo de tratar de frenar el ingreso de drogas, celulares y todo objeto prohibido en la cárcel de varones.
Como nuevo titular del penal fue designado, Óscar René Aguirre Castellano en reemplazo de Celso Benjamín Ozuna Riveros. Aguirre Castellano es un funcionario con amplia trayectoria en el sistema penitenciario y anteriormente ya se desempeñó como director interino del penal durante la pandemia del 2020.
La decisión se tomó tras el último cateo realizado el lunes pasado en el pabellón «B Alta» del penal, conocido como “Piquillo”, luego de una gresca protagonizada por cinco internos identificados como, Arnaldo Bravo Bareiro, Sergio Damián Cáceres Zaracho, Víctor Manuel Martínez Giménez, Sergio Darío Ávalos Mendieta y Arnaldo Torres Areco. Si bien no se registraron heridos, el procedimiento dejó en evidencia la facilidad con la que objetos prohibidos ingresan al penal.
Durante la intervención, se aislaron a 150 internos y se incautaron drogas, armas blancas, teléfonos celulares, chips de telefonía y bebidas alcohólicas artesanales. Estos hallazgos refuerzan las sospechas sobre la complicidad de algunos funcionarios corruptos, quienes presuntamente cobran para permitir el ingreso de objetos prohibidos al penal.
Cada cateo revela la misma problemática, lo que demuestra la corrupción enquistada en la institución. Según fuentes, esta red de corrupción habría permitido a varios funcionarios enriquecerse ilícitamente, cobrando por permitir el ingreso de todo tipo de objetos.
CAMBIO
El sistema de corrupción que está instalado hace décadas en el reclusorio de varones de Ciudad del Este ya convirtió a varios funcionarios penitenciarios en nuevos millonarios. Los guardiacárceles corruptos estarían cobrando por permitir el ingreso de lo que sea dentro de la cárcel. Es lo único que explica cómo es que casi de forma semanal se realizan cateos, y siempre se terminan encontrando los mismos objetos prohibidos. Estas verificaciones siguen evidenciando la corrupción que impera en el reclusorio, y pese al esfuerzo que pone el director del penal para erradicar estas prácticas, los guardiacárceles siguen con los negociados.
El principal motivo del cambio de Ozuna sería su incapacidad para erradicar la corrupción del penal, aunque también hay rumores de que el mismo podría ser el nuevo director del penal de “máxima seguridad” de Minga Guazú. El nuevo titular del penal tiene la gran responsabilidad de sanear la institución y erradicar el esquema de recaudación de los guardiacárceles, que supuestamente cobran por permitir el ingreso de todo lo prohibido en el recinto penitenciario.