
Un nuevo cateo en la penitenciaría regional de Ciudad del Este, solicitado por el propio director del penal, Benjamín Ozuna, dejó al descubierto la constante entrada de objetos prohibidos en el reclusorio. El procedimiento se realizó ayer a las 05:00, tras una gresca registrada en el pabellón “B” Alta, conocido como “Piquillo”. Durante la intervención se incautaron drogas, armas blancas, celulares, chips de telefonía y bebidas alcohólicas artesanales, lo que evidencia las fallas en los controles y la complicidad de funcionarios penitenciarios corruptos. Cada cateo en el penal revela la misma realidad: la presencia recurrente de elementos ilícitos.
El incidente se originó cuando cinco internos protagonizaron una violenta riña. Los involucrados fueron identificados como Arnaldo Bravo Bareiro, Sergio Damián Cáceres Zaracho, Víctor Manuel Martínez Giménez, Sergio Darío Ávalos Mendieta y Arnaldo Torres Areco, recluidos en el pabellón “B” Alta, conocido como “Piquillo”, donde afortunadamente esta vez no hubo heridos.
El procedimiento estuvo liderado por el director de Policía, Crio. Gral. Insp. Feliciano Martínez Peña, con el apoyo de personal de la comisaría 1ª, del Grupo Especial de Operaciones (GEO) y de la Patrulla Motorizada. Según el informe policial, primeramente procedieron a aislar a los 150 internos instalados en ese pabellón y luego se inició el minucioso cateo, de donde se incautaron varias evidencias, como cocaína, chips de telefonía, armas blancas (estoques) y bebidas alcohólicas de fabricación casera, además de otros objetos prohibidos que, se presume, habrían sido ingresados al penal por los propios funcionarios penitenciarios corruptos al servicio de los reos que pagan para hacer lo que quieren dentro del centro penitenciario.
CORRUPCIÓN INSTALADA
El sistema de corrupción que está instalado hace décadas en el reclusorio de varones de Ciudad del Este ya convirtió a varios funcionarios penitenciarios en millonarios. Los guardiacárceles corruptos estarían cobrando por permitir el ingreso de lo que sea dentro de la cárcel. Es lo único que explica cómo es que casi de forma semanal se realizan cateos, y siempre se terminan encontrando los mismos objetos prohibidos. Estas verificaciones siguen evidenciando la corrupción que impera en el reclusorio, y pese al esfuerzo que pone el director del penal para erradicar estas prácticas, los guardiacárceles siguen con los negociados.
El procedimiento fue comunicado al agente fiscal de turno, Gabriel Segovia, y también al fiscal antidrogas Elvio Aguilera, quien dispuso la remisión de toda la droga incautada a la base de operaciones del departamento antinarcóticos de la Policía Nacional.