
La Cámara Baja aceptó la renuncia de diputado colorado cartista Orlando Arévalo. Dejó su banca por Central y es el único (o el primero) en caer tras la bomba que estalló al revelarse los chats de Lalo Gómez, evidenciando una supuesta mafia en el tráfico de influencias y la obediencia de la justicia al servicio del poder político.
Este martes, en sesión extraordinaria en la Cámara de Diputados, convocada netamente para tratar la renuncia de Arévalo, se aprobó por unanimidad la dimisión del mismo. De este modo, concluye el trámite constitucional, que estable el articulo Nº 190 de la Carta Magna.
La renuncia se dio de manera obligada, porque de lo contrario, Arévalo podría haber sido expulsado del Congreso, a través de un pedido de perdida de investidura, alentado por la oposición, pero que contaría con apoyo del cartismo para tratar de apaciguar las aguas y el caos mediático.
Luego de la aprobación del deslindamiento del nuevo ex diputado, se convocó a Saúl González Rojas para tomar juramento como nuevo Diputado por Central.
El ex legislador fue el más salpicado y ensuciado en el caso “Lalo Gate”, el cual evidenció la supuesta corrupción pública, favores y blanqueo en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM), órgano en el cual ejerció como presidente.