TIEMPO EN ALTO PARANÁ

Guerra por la soja: Senabico deja sin cosecha a productor de Santa Fe

El afectado sembró y cultivó las tierras, pero ahora la Senabico autorizó a un tercero a cosechar el cultivo, dejando a la víctima en total estado de indefensión.

Una verdadera “guerra por la soja” se registra en las tierras de la agroganadera Santa Felicidad S.A., que hoy están siendo administradas por la Senabico desde agosto del 2024. Según denuncia de un productor, el mismo tiene contrato de arrendamiento por cinco años sobre unas 200 hectáreas de dicho inmueble; sin embargo, después de sembrar y cultivar, hoy aparece otro sojero que supuestamente fue adjudicado por la Senabico para realizar la cosecha, causando al denunciante un daño patrimonial de unos 300 mil dólares, según las denuncias. El Poder Judicial también actuó de manera sugestiva y pusilánime en el espinoso caso, que evidencia la falta de autoridad y presunta corrupción de funcionarios de la Senabico.

El insólito caso involucra a la Secretaría Nacional de Bienes Incautados y Comisados (SENABICO), que administra las tierras de la Agroganadera Santa Felicidad en Santa Fe del Paraná, Alto Paraná, por resolución nº 554/2024 del 30 de agosto de 2024.  Sin embargo, el brasileño Marcio Antonio Nunes, productor afectado, alega que en marzo de 2024 había firmado contrato de arrendamiento por cinco años con los representantes legales de la Agroganadera Santa Felicidad. Desde entonces, Nunes sembró y cuidó una plantación de soja en dichas tierras, cumpliendo con todas las obligaciones derivadas del acuerdo.

No obstante, al llegar la época de la cosecha, Nunes se encontró con la sorpresa de que Antonio Domingo Ferreira, quien también alega derechos sobre el inmueble por un supuesto contrato con la SENABICO, había comenzado a cosechar la producción. Ferreira no participó en la siembra ni en el cultivo, pero, según denuncias, la SENABICO habría negociado de forma irregular para otorgarle la cosecha, despojando a Nunes de su legítimo derecho de cosechar su producción. Los datos dan cuenta de que Ferreira es arrendatario del inmueble a partir del 27 de diciembre de 2024, en base a un nuevo contrato de arrendamiento con la SENABICO, que no tuvo en cuenta que Marcio Nunes ya tenía un contrato de arrendamiento firmado por cinco años con la Agroganadera Santa Felicidad S.A., dueña de las tierras.

AMENAZAS DE MUERTE

Al intentar defender su cosecha, Nunes y su abogada, Mabel González, fueron amenazados de muerte por Julio Silva, abogado representante de Ferreira. Estas amenazas han agravado aún más la situación, generando un clima de tensión e inseguridad para el productor afectado.

Nunes recurrió a la justicia para intentar frenar este atropello. La jueza de Presidente Franco, Cynthia Pineda, inicialmente otorgó una medida cautelar que le permitía cosechar su producción, el 17 de enero. Sin embargo, esta decisión fue revocada dos días después por la misma magistraa, presuntamente por presión de la Senabico y del “nuevo” arrendatario.

PÉRDIDAS MILLONARIAS

El productor enfrenta ahora una grave crisis financiera. De las 120 hectáreas de soja cultivadas, Ferreira ya habría cosechado unas 50 hectáreas. Esta situación pone en peligro el cumplimiento de los compromisos financieros de Nunes, quien contrajo deudas de más de 300.000 dólares para cubrir los costos de la siembra, con la promesa de entregar su producción a un silo local.

El caso pone de manifiesto no solo la aparente corrupción dentro de la Senabico, sino también el abuso de poder y la manipulación del sistema judicial para favorecer a personas ajenas a los procesos productivos legítimos.

Tanto Nunes como su abogada están exigiendo que se revierta la decisión judicial y le devuelvan al productor el derecho a cosechar lo que queda de su producción y el cumplimiento de su contrato por cinco años. Este caso evidencia la necesidad de una intervención inmediata para esclarecer los hechos y garantizar que las instituciones públicas cumplan con su deber de administrar bienes incautados de forma transparente y justa.

Mientras tanto, el daño ya está hecho: un productor quedó despojado de su cosecha, amenazado de muerte y al borde de la ruina financiera por decisiones que reflejan una total falta de ética y racionalidad por parte de la Senabico.

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