La huida del país del presidente de Siria, Bashar Assad, puso un dramático final el domingo a su lucha de casi 14 años por mantenerse en el poder, mientras su país se fragmentaba en una brutal guerra civil. Los sirios salieron a las calles el domingo entre disparos de celebración después de un sorprendente avance rebelde que llegó a la capital, poniendo fin a los 50 años de férreo gobierno de la familia Assad.
Rusia, un aliado cercano, dijo que Assad dejó el país después de negociaciones con grupos rebeldes y había dado instrucciones para transferir el poder pacíficamente. Abu Mohammed Al Golani, un excomandante de Al Qaeda que rompió lazos con el grupo hace años y dice abrazar el pluralismo y la tolerancia religiosa, lidera la facción rebelde más grande y estaba posicionado para trazar la dirección futura del país.
Los rebeldes enfrentan ahora la desalentadora tarea de sanar las profundas divisiones en un país devastado por la guerra y aún dividido entre diferentes facciones armadas.
La televisión estatal siria emitió una declaración en video la madrugada del domingo de un grupo de rebeldes diciendo que Assad había sido derrocado y que todos los prisioneros habían sido liberados. El hombre que leyó la declaración pidió a los combatientes rebeldes y ciudadanos preservar las instituciones del “estado sirio libre”.
El comandante rebelde Anas Salkhadi, que apareció en el canal más tarde el domingo, intentó tranquilizar a las minorías religiosas y étnicas de Siria, diciendo: “Siria es para todos, sin excepciones. Siria es para drusos, suníes, alauíes y todas las religiones”.
Una declaración de la comunidad alauí —a la que pertenece Assad y que ha sido el núcleo de su base de apoyo— llamó a los jóvenes sirios a estar “tranquilos, racionales y prudentes y no dejarse arrastrar por lo que desgarra la unidad de nuestro país”.
Al amanecer en Damasco, mucha gente se reunió para rezar en las mezquitas de la ciudad y celebrar en las plazas, cantando “Dios es grande”.
“No dormí anoche, y me negué a dormir hasta que escuché la noticia de su caída”, dijo Mohammed Amer Al-Oulabi, de 44 años, que trabaja en el sector eléctrico. “De Idlib a Damasco, solo les tomó (a las fuerzas opositoras) unos días, gracias a Dios. Que Dios los bendiga, los leones heroicos que nos hicieron sentir orgullosos”, dijo a AP.
Assad fue acusado de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad durante el conflicto, lo que incluye un ataque con armas químicas en 2013 contra las afueras de la capital.