Por primera vez en la historia de Itaipu, la represa recibió a un visitante que no solo celebraba un siglo de vida, sino que lo superaba. Bibiano do Valle, un jubilado de São Paulo (Brasil), decidió celebrar su cumpleaños 102 conociendo la hidroeléctrica. “Quise celebrar aquí porque Itaipu es fundamental para la historia de Brasil y Paraguay. Una empresa que da energía a dos países merece respeto”, comentó.
Nacido en 1922, Bibiano ha sido testigo de un siglo de transformaciones. Este año eligió Foz de Yguazú como destino para su cumpleaños, motivado por el deseo de conocer una de las mayores maravillas de la ingeniería. Acompañado por su nieta Maité Cruz, el esposo de la misma, Luiz Antonio, y su cuidadora Marta Batista, emprendió un recorrido de 16 horas en coche desde São Paulo. “Él insistió en viajar por tierra para descubrir más lugares”, confesó Maité, quien dejó su trabajo en 2020 para dedicarse al cuidado de su abuelo tras enviudar.
Su visita a hidroeléctrica no pasó desapercibida. El sistema de registro del Complejo Turístico Itaipu, diseñado para edades de dos dígitos, no pudo procesar los 102 años de Bibiano, lo que obligó a los técnicos a realizar una actualización especial. Con este gesto, se aseguró que su estadía quedara registrada como un acontecimiento único en la historia de la binacional.
A pesar de su avanzada edad, Bibiano no muestra señales de detenerse. Con el mismo entusiasmo que lo llevó a celebrar su cumpleaños en Itaipu, planea futuras aventuras para sus próximos aniversarios. Mientras tanto, su historia queda como un testimonio de que la curiosidad y el espíritu aventurero no tienen edad, iluminando a quienes, como él, se atreven a cruzar fronteras.
Pero Itaipu no fue su única aventura. Durante su estadía, visitó las imponentes Cataratas del Yguazú, el Hito de las Tres Fronteras, e incluso cruzó a realizar compras en tiendas de Ciudad del Este, sumando historias a su ya fascinante vida.
Con una trayectoria en la Marina y el servicio público, Bibiano se ha convertido en un ejemplo de resiliencia y vitalidad. “La vida está programada. Si haces lo que te toca, todo fluye hasta que la luz se apaga”, reflexionó con serenidad.
Su curiosidad insaciable y su amor por aprender son el motor que lo impulsa a seguir explorando el mundo, incluso a una edad en la que muchos optan por el descanso.