En un contexto donde los empleos tradicionales en agricultura y manufactura se están reduciendo, la mayoría de las y los jóvenes ingresará al sector servicios, cuya expansión plantea serios desafíos de productividad e inclusión laboral, según un estudio prospectivo de Ayuda en Acción y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas.
La investigación proyecta que la juventud en América Latina experimentará cambios importantes en sus oportunidades laborales en el corto plazo debido a las transformaciones tecnológicas, demográficas y medioambientales que impactan e impactarán crecientemente sus sociedades y economías.
A corto plazo, el cambio de sectores laborales podría ofrecer oportunidades de empleo formal a la juventud de la región. Sin embargo, el estudio subraya el riesgo de que, a mediano plazo, ante la falta de políticas públicas que se anticipen a los impactos de estas transformaciones, podría haber un aumento en la precariedad laboral y el desempleo juvenil.
“Sin políticas públicas específicas para mitigar estos riesgos, las tasas de desempleo e inestabilidad laboral podrían crecer, sobre todo ante el impacto del cambio climático y otros procesos migratorios que intensifican la competencia laboral en zonas urbanas”, señala Matías Figueroa, director de Programa Europa de Ayuda en Acción.
DESAFÍOS Y PROYECCIONES PARA 2030
El análisis de Ayuda en Acción y CEPAL plantea un escenario realista donde el 70% de la juventud ocupada en 2030 se concentraría en los servicios públicos y empresas (34,6%), comercio (30,2%) y servicios básicos (6,4%), mientras que un menor porcentaje se ubicaría en manufactura (13,3%), agricultura (8,2%) y construcción (7,4%).
La rápida expansión del sector servicios, sin embargo, presenta un riesgo: en ausencia de políticas adecuadas, podría haber una presión al alza en las tasas de desempleo y precariedad laboral juvenil, especialmente en zonas urbanas.
El informe de Ayuda en Acción y Cepal destaca que el futuro del empleo juvenil en América Latina dependerá de la capacidad de los países para anticiparse a los cambios y fortalecer su estructura productiva.
El desarrollo sostenible y la inclusión social deben guiar las políticas de empleo para la juventud de la región, asegurando que esta generación tenga oportunidades reales de crecimiento y estabilidad.
“La juventud tiene el potencial de ser un motor de cambio estructural en América Latina. Es esencial que sus necesidades y aspiraciones se conviertan en el centro de las políticas de desarrollo en la región para garantizar un futuro laboral digno y sostenible”, añade Mariana Huepe, editora del estudio prospectivo de empleo juvenil en América Latina.