Durante el evento de Business Networking, organizado por la Cámara de Comercio Paraguayo-Americana y la Fundación AMCHAM en Ciudad del Este, empresarios, comerciantes y autoridades se congregaron para analizar el panorama económico del país, que recientemente alcanzó el grado de inversión otorgado por Moody’s. Este logro fue el eje central del conversatorio liderado por el reconocido analista financiero, Amílcar Ferreira, bajo el título: “Paraguay con grado de inversión: Oportunidades y desafíos”.
El encuentro, que se desarrolló el pasado fin de semana tuvo como objetivo fortalecer las relaciones entre líderes empresariales y promover el desarrollo económico a través de la cooperación y el diálogo. “El grado de inversión no es un punto de llegada, sino un punto de partida. Si hacemos bien las cosas, puede ser el motor del desarrollo sostenible en Paraguay”, analizó el profesional, instando a los líderes presentes a trabajar en conjunto para aprovechar este momento histórico.
En su exposición, presentó un análisis estructurado en tres partes: el pasado, el presente y el futuro de la economía paraguaya. El conversatorio comenzó con un recorrido por la evolución económica de Paraguay, desde las décadas del 50 y 60, conocidas como las décadas del “estado empresario”.
Según Ferreira, este período estuvo marcado por un crecimiento sostenido del Producto Interno Bruto (PIB) al 3,4 % y 4,5 % anual, respectivamente, y por la creación de empresas públicas que proveyeron bienes y servicios esenciales, como electricidad y agua corriente.
La década del 70, sin embargo, fue la de mayor crecimiento económico, con un promedio anual del 8,3%, impulsada por las inversiones con la construcción de Itaipu. Sin embargo, el país no supo capitalizar este momento histórico. “Terminado Itaipu, Paraguay enfrentó una pregunta de destino: ‘¿ahora qué?’. Lamentablemente, optamos por un modelo rentista en lugar de industrializarnos”, explicó Ferreira, aludiendo a las décadas perdidas de los 80 y 90, marcadas por estancamiento económico, crisis financieras y la migración masiva a Argentina.
En el análisis del presente, Ferreira destacó que el grado de inversión refleja la confianza internacional en la estabilidad macroeconómica del país y su capacidad de honrar compromisos financieros. Esta calificación –señaló– es un reconocimiento a políticas fiscales responsables y a un manejo prudente de la deuda pública.
“Este logro es una plataforma para atraer inversiones extranjeras y fomentar el crecimiento sostenible. Pero no debemos confiarnos; el desafío es mantener esta estabilidad y traducirla en mejoras concretas para la calidad de vida de los paraguayos”, afirmó.
En la tercera parte de su exposición, Ferreira hizo énfasis en las oportunidades y retos que presenta el grado de inversión. Entre las oportunidades destacó el acceso a financiamiento más barato para proyectos de infraestructura y el atractivo que representa para inversores extranjeros. Sin embargo, advirtió sobre la necesidad de diversificar la economía, invertir en educación y fortalecer las instituciones para garantizar que este logro no sea efímero.