El reciente estudio de percepción ciudadana sobre el tránsito vehicular en Ciudad del Este, realizado por estudiantes de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional del Este (UNE), debería encender todas las alarmas entre los líderes locales y quienes aspiren a serlo en las elecciones municipales de 2026. Los resultados revelan un panorama desolador: una mayoría del 62% de los encuestados califica el tráfico como “malo” o “muy malo”, mientras que solo un exiguo 2% expresa satisfacción. Estos números son el reflejo del descontento de una ciudadanía que enfrenta a diario el colapso vial de la ciudad.
El informe no deja dudas sobre los puntos críticos. Las áreas céntricas y barrios circundantes son un caos en horas pico, afectando no solo a los conductores, sino también a peatones y comerciantes. Mientras tanto, el transporte público, una opción que debería ser parte de la solución, está lejos de satisfacer las expectativas de los usuarios. Si bien los buses eléctricos municipales han recibido calificaciones favorables, esta mejora puntual es una excepción en un panorama generalizado de insatisfacción.
La infraestructura vial tampoco escapa de las críticas. Aunque un 45% considera que el estado de calles y avenidas es “bueno”, un 45% restante lo califica como “malo” o “muy malo”. En barrios como las áreas habitacionales de Itaipu, donde los adoquines deteriorados son la norma, el malestar ciudadano crece ante la falta de mantenimiento que pone en riesgo tanto los vehículos como la seguridad de quienes transitan.
Estas cifras no son solo números; son un llamado de atención. Para las elecciones municipales de 2026, quienes aspiren a los cargos de intendente y concejales deben diseñar propuestas concretas y viables para atacar estas problemáticas. Es inaceptable que Ciudad del Este, una de las principales ciudades del país, continúe sufriendo un caos vehicular que frena su desarrollo económico y social.
El descontento ciudadano es claro. Los problemas de tránsito, transporte público e infraestructura vial no deben ser una promesa más en las campañas, sino un eje prioritario de trabajo. Las futuras autoridades locales deberán proponer soluciones integrales, que incluyan desde inversiones en infraestructura moderna y sostenible hasta una reforma profunda del sistema de transporte público.
Los electores, por su parte, tienen en esta encuesta una herramienta valiosa para exigir planes concretos y evaluar a quienes aspiran a representarlos. El 2026 será una oportunidad para que Ciudad del Este tome un nuevo rumbo, pero ello dependerá de la seriedad con la que los candidatos asuman el desafío y de la responsabilidad de los ciudadanos al elegirlos.El mensaje de la encuesta es claro: Ciudad del Este está cansada de promesas incumplidas. Es momento de actuar.