PRESIDENTE FRANCO. Una niña de 7 años fue rescatada ayer en horas de la tarde en el barrio Caacupemí de esta ciudad tras presentar una grave infección en las manos y los pies, provocada por piques (tungiasis). Funcionarios de la CODENI y el fiscal Osvaldo Zaracho evidenciaron el estado de abandono y descuido prolongado en el que vivía la menor, lo que generó indignación y alarma entre las autoridades y la comunidad.
La niña residía bajo el cuidado de su abuela y abuelastro, luego de ser abandonada por su madre, quien vive a pocos metros de la vivienda, pero no asumió su responsabilidad. Según informes, las condiciones insalubres del hogar, con suelos de tierra y falta de higiene, habrían facilitado el desarrollo de la enfermedad conocida como tungiasis, causada por la hembra adulta de la pulga de arena (Tunga penetrans).
Tras la denuncia intervinieron funcionarios de la Codeni y el fiscal Osvaldo Zaracho. El abordaje fue complicado debido al estado emocional de la niña. La menor, visiblemente afectada, se resistió al traslado al hospital, lanzando objetos contra los intervinientes. A pesar de la resistencia, se logró trasladarla en una ambulancia de bomberos hasta el hospital distrital de Franco. Una vez allí, se le brindaron los primeros auxilios. Los médicos señalaron que la niña necesitaría ser sedada para someterla a un proceso de desinfección y tratar las infecciones en sus extremidades.
La situación fue denunciada el sábado a la Defensoría de la Niñez, pero, según testigos, recién ayer se tomaron acciones concretas. Esto motivó a los vecinos a elevar el caso a la Fiscalía, lo que finalmente derivó en la intervención de las autoridades.
El fiscal investigará la violación del deber del cuidado por parte de los responsables, quienes inicialmente se resistieron al traslado de la menor al hospital. Asimismo, se analizará el rol de la madre biológica, cuyo abandono de la niña es un agravante en este caso de negligencia.
La tungiasis que afecta a la niña se desarrolla principalmente en suelos secos y umbríos, comunes en viviendas con pisos de tierra sin sellar. Esta realidad pone en evidencia la precariedad de las condiciones en las que vivía la menor y la falta de acciones preventivas por parte de sus cuidadores.