En el Día Mundial de la Diabetes, recordado la semana pasada, se hizo hincapié sobre la alarmante realidad de esta enfermedad que afecta al 10% de la población mundial y que avanza sin distinción de edad. Las palabras del doctor Tito Alberto Amarilla, especialista del Núcleo de Atención Integral del Paciente con Diabetes del IPS en Ciudad del Este, deben resonar como un llamado urgente a la acción colectiva. La diabetes, lejos de ser un problema exclusivo de la tercera edad, está afectando cada vez más a personas jóvenes, incluso desde los 20 años, lo que subraya la necesidad de replantear nuestra forma de vida y salud.
La diabetes es un enemigo silencioso que, si no se controla adecuadamente, puede desencadenar complicaciones devastadoras, como insuficiencia renal, amputaciones o enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, esta enfermedad no solo puede controlarse, sino también prevenirse, si adoptamos hábitos saludables.
El especialista remarca la conexión directa entre el aumento de los casos y un estilo de vida caracterizado por una mala alimentación y la falta de ejercicio físico. En una sociedad donde los carbohidratos y el azúcar dominan nuestra dieta y el sedentarismo se convierte en norma, estamos construyendo un entorno propicio para que la diabetes se convierta en una epidemia incontrolable.
El problema, sin embargo, no recae solo en los individuos. Existe una necesidad imperiosa de que las instituciones sanitarias refuercen las campañas de prevención y educación. Los chequeos regulares son esenciales para detectar esta enfermedad en sus etapas iniciales, especialmente porque, en muchos casos, puede ser asintomática. La detección temprana salva vidas, pero requiere un esfuerzo conjunto entre los pacientes, los médicos y las políticas públicas que faciliten el acceso a los servicios de salud.
La prevención debe ser nuestra bandera. Inculcar hábitos saludables desde la niñez, fomentar una dieta equilibrada y promover la actividad física son claves para reducir no solo la incidencia de diabetes, sino también otros factores de riesgo asociados, como la hipertensión y el colesterol alto.
Es hora de asumir la responsabilidad de cuidar nuestra salud. Cada uno de nosotros puede marcar la diferencia con pequeñas acciones diarias, desde optar por opciones alimenticias más saludables hasta dedicar al menos 30 minutos al día a movernos. Porque prevenir no solo es mejor que curar, es más humano, más económico y, sobre todo, más eficaz.
Enfrentar la diabetes es una tarea que requiere el compromiso de todos. Si queremos construir una sociedad más saludable, es tiempo de tomar decisiones conscientes y promover una cultura de cuidado y prevención. El futuro de nuestra salud está en nuestras manos.