“Las escasas veces que el fiscal adjunto del área penal X, Jorge Sosa, hace presencia por la Fiscalía de CDE es apenas para tomarse fotografías en actos oficiales”. Así dijo ayer a La Clave, un abogado debidamente identificado que pidió la reserva de su identidad, pero fue contundente al señalar la vigencia de “roscas mafiosas”, conformadas por asistentes fiscales y abogados novatos que monopolizan causas graves.
Lo que en algún momento causaba escozor, hoy día es moneda corriente en el Ministerio Público de la capital del Alto Paraná facilitada por la ausencia permanente de su adjunto, Jorge Sosa. Se tornó natural o normal que asistentes fiscales, asignados a investigar causas por hechos graves, conformen verdaderas asociaciones criminales con el único afán de direccionar la resolución de los mismos comerciando por su impunidad.
Los propios agentes fiscales integrarían esas asociaciones convirtiéndose en representantes de denunciados, omitiendo su misional de abogar por las víctimas de hechos punibles.
A LOS GRITOS EN PASILLOS
Días pasados, un abogado, por poco ve morir a su hermana en el piso del estacionamiento, ganada por las injusticias en la tramitación de una causa por estafa contra un conocido timador brasileño, cayó desvanecida a la vista de agentes policiales y del Área Naval del Este, sin que nadie reaccione. Es apenas uno de los casos.
Jorge Sosa, el adjunto sin presencia ni autoridad en la región, ni siquiera está enterado de los manejos sucios y hasta criminales de sus agentes fiscales, pese al extraordinario discurso que pronunció al momento de su asunción al cargo. Es común ver que asistentes fiscales salgan del predio de la Fiscalía, con carpetas de varios tomos, abordar lujosos vehículos y retornar tiempo después, sin ningún tipo de control.
Los hechos están a la vista, todos los días y son más evidentes, cuando ya en etapa de juicios orales los procesados son absueltos de culpa y pena, no por su inocencia, sino por “horrores” producidos por agentes fiscales en la etapa preparatoria. Todo esto es adrede, pero luego de elevados acuerdos económicos, conforme con lo trascendido. Ni los griteríos de justiciables y menos de abogados litigantes conmueven en la Fiscalía regional. La impunidad está a la orden del día.