En aguas del río Paraná, lado brasilero, a partir de este viernes 1 de noviembre, entra a regir la veda pesquera. La medida fue dispuesta por el gobierno del Estado de Paraná, una medida de restricción de pesca de especies nativas destinadas a proteger su ciclo natural de reproducción. La prohibición estará vigente hasta el 28 de febrero de 2025 y será supervisada por el Instituto Agua y Tierra (IAT), con apoyo del Batallón de Policía Ambiental-Fuerza Verde (BPAmb-FV).
Durante el último período de veda, entre noviembre de 2023 y febrero de 2024, se levantaron 92 Autos de Infracción Ambiental (AIA), sumando más de R$ 265.000, unos 46 mil dólares en multas. Asimismo, se decomisaron 194,68 kilos de pescado y una gran cantidad de equipos ilegales de pesca, como redes, cañas y anzuelos.
La restricción se aplica a toda la cuenca del río Paraná, incluyendo su cauce principal, afluentes, lagos y demás cuerpos de agua. Las especies nativas protegidas incluyen al bagre, el dorado, entre otros. Sin embargo, la normativa permite la pesca de especies exóticas, como la tilapia, carpa, tucunaré y bagre-africano, así como de especies híbridas, que no forman parte del ecosistema natural del Paraná.
Las sanciones para quienes violan la normativa ambiental es bastante elevada. Cada pescador enfrenta multas de hasta R$ 1.200 (270 dólares) con un recargo adicional de R$ 20 (3,46 dólares) por cada kilo de pez capturado. Además, los instrumentos de pesca, como cañas, redes y embarcaciones, serán confiscados, con una multa de R$ 100 por equipo incautado. El transporte y comercialización de peces capturados ilegalmente también serán vigilados durante el período de restricción.
Se anuncia que las acciones de inspección serán estrictas y, en caso de infracción, los peces y las embarcaciones serán retenidos. Los responsables enfrentarán no solo la pérdida de su equipo de pesca, sino que, si procede, serán remitidos al Ministerio Público.
