Transitar por la Ruta PY02 en horario nocturno se ha vuelto una experiencia peligrosa y mortal. Desde el kilómetro 12 en adelante, en dirección a Asunción, la falta de iluminación ha convertido este tramo en una trampa letal para los conductores y peatones. La ausencia de mantenimiento por parte de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) y la concesionaria Tape Porã ha dejado a miles de personas expuestas al riesgo constante de accidentes, muchos de ellos graves y fatales.
El clamor ciudadano, que lleva años exigiendo la reparación del sistema de iluminación, ha caído en oídos sordos. Tanto los concejales municipales de Minga Guazú como los departamentales han elevado su voz ante las autoridades competentes, sin obtener resultados. Mientras tanto, la ciudadanía sigue atrapada en la oscuridad, en un escenario que ya ha cobrado varias vidas.
Es incomprensible que en pleno siglo XXI, una ruta tan importante y transitada como la PY02, que atraviesa varias ciudades, permanezca en estado de abandono durante la noche. La oscuridad no solo es peligrosa por la reducción de visibilidad, sino que además se ha convertido en el escenario perfecto para la realización de carreras clandestinas, organizadas por conductores imprudentes que ponen en riesgo su vida y la de otros. La mezcla de irresponsabilidad y falta de iluminación ha sido la receta para una serie de accidentes que, lamentablemente, continúan aumentando.
El reciente fallecimiento de un anciano de 80 años que intentaba cruzar la vía es solo un ejemplo más de las tragedias que ocurren a diario en este tramo. La ANDE y Tape Porã parecen ignorar el hecho de que no solo se trata de cumplir con una obligación contractual, sino de preservar la vida de cientos de personas que utilizan esta ruta cada día.
¿Cómo es posible que, pese a las constantes advertencias y solicitudes formales, se siga postergando una intervención tan necesaria? Las excusas ya no son suficientes. La ANDE tiene la responsabilidad de garantizar que los caminos estén debidamente iluminados, y la concesionaria Tape Porã debería asegurarse de que las condiciones de seguridad sean óptimas en el tramo bajo su administración.
La falta de iluminación no solo es una cuestión de incomodidad para los conductores, es un peligro real que sigue cobrando vidas. ¿Cuántos accidentes más debemos soportar antes de que las autoridades actúen? ¿Cuántas familias deben perder a sus seres queridos por esta desidia?
Es hora de que las instituciones dejen de dar la espalda a este problema y tomen medidas urgentes. Cada día que pasa sin iluminación en la Ruta PY02 es un día más de riesgo para todos. La seguridad vial es un derecho de todos los ciudadanos, y la inacción en este tema solo demuestra una preocupante indiferencia hacia la vida humana. No se puede esperar más. La ruta PY02 debe ser iluminada de inmediato, antes de que la oscuridad siga cobrando más vidas.