Un principio de incendio provocó el pánico generalizado entre los reos de la penitenciaría regional de Ciudad del Este y por ende a los vecinos del barrio Boquerón. El fuego se inició en horas de la madrugada de ayer aparentemente a raíz de un cortocircuito y rápidamente consumió parte de un pabellón. La rápida acción de guardicárceles y bomberos evitó una tragedia. Este hecho desnuda que el predio está a punto de colapsar y cada vez más se convierte en una bomba de tiempo con más de 1.300 vidas en su interior.
Evidentemente que desde la dirección del penal trataron de minimizar el siniestro, alegando que solo se trató de un pequeño principio de incendio y que nadie resultó herido, dejando de lado la gravedad del caso. Según los datos, la fuerte humareda despertó a los presos, quienes alertaron a los guardias de un incendio en uno de los pabellones. Los custodios llamaron rápidamente a los bomberos para la extinción del fuego y a la Policía para resguardar el lugar ante un probable intento de fuga. Afortunadamente los voluntarios lograron apagar el fuego en cuestión de minutos y nadie resultó herido.
Las sirenas de los carros hidrantes de los bomberos despertaron a los vecinos del barrio Boquerón, quienes viven en inmediaciones del penal de varones. Los mismos quedaron atemorizados ante lo que podría ocurrir, pues si el fuego se propagara no habría forma de apagar, y sería una tragedia incalculable.
TRASLADO
En varias ocasiones, los vecinos del lugar ya pidieron a las autoridades nacionales el traslado de de todos los reos al nuevo penal de Minga Guazú, y convertir este lugar en un espacio útil para la ciudadanía. Sin embargo, pasan los años y todo sigue en las mismas condiciones. Con bombos y platillos anunciaron el trasladado de los reos a la cárcel de Minga Guazú, sin embargo se dispuso que el nuevo reclusorio será solo para los condenados, es decir, que los moradores deberán seguir viviendo con el Jesús en la boca por mucho tiempo más.
