La reciente intervención del intendente de Presidente Franco, Roque Godoy, en la Junta Municipal, no hizo más que confirmar lo que muchos ciudadanos ya sospechaban: la gestión de Godoy está marcada por una alarmante falta de transparencia y una serie de excusas absurdas que ofenden la inteligencia de los ciudadanos. Las justificaciones presentadas por el intendente sobre los atrasos y problemas en las obras de remodelación del polideportivo municipal reflejan una preocupante falta de responsabilidad y profesionalismo.
En su intervención, Godoy intentó minimizar un evidente caso de corrupción y mala gestión atribuyendo los problemas a “supuestos errores administrativos”. Según él, la obra del polideportivo ya había sido recepcionada y pagada en su totalidad, pero, sorpresivamente, aún no estaba terminada. La defensa de Godoy incluyó una alabanza insólita a la empresa contratista FANN S.A., afirmando que ésta había absorbido un gasto adicional de 300 millones de guaraníes para completar la obra. Este tipo de justificaciones, que parecen sacadas de una comedia, no hacen más que subrayar la ineficacia y falta de seriedad en su administración.
Es imperativo que los líderes públicos actúen con honestidad, transparencia y eficiencia. Sin embargo, las declaraciones de Godoy fueron un desfile de excusas que evidencian una clara falta de control y supervisión en la gestión de los fondos públicos. La admisión de que la obra apenas había comenzado a pesar de haber sido pagada en su totalidad es un ejemplo flagrante de esta incompetencia. La justificación de que hubo un «error de cálculo» y la defensa de la empresa contratista son inaceptables y ofensivas para la ciudadanía que confía en sus líderes para gestionar los recursos públicos con integridad.
La reacción de los concejales también deja mucho que desear. En lugar de exigir una auditoría exhaustiva por parte de la Contraloría General de la República, optaron por aceptar las débiles explicaciones de Godoy y enviar el pedido de examen a comisiones, donde sin lugar a dudas quedará perpetuamente en el “freezer”. Esta actitud de complacencia y falta de rigor en la supervisión no solo perpetúa la impunidad, sino que también erosiona la confianza pública en las instituciones democráticas.
La gestión pública requiere un compromiso inquebrantable con la transparencia y la rendición de cuentas. Las excusas presentadas por el intendente Godoy son un triste reflejo de una administración que se niega a asumir responsabilidad y que, en lugar de corregir sus errores, busca justificarlos con argumentos risibles. Es fundamental que se tomen medidas concretas para garantizar que los fondos públicos se utilicen de manera eficiente y que cualquier irregularidad se investigue y sancione adecuadamente.
La ciudadanía merece líderes que sean honestos y transparentes, que actúen con integridad y que se esfuercen por mejorar la calidad de vida de todos. La gestión de Roque Godoy, tal como se ha evidenciado en este caso, está lejos de cumplir con estos estándares.