
Las dos juezas involucradas en la tentativa acabada de “acallar” a este medio de comunicación en la socialización de sus aberraciones jurídicas siguen perdiendo el tiempo en su pretensión. Apenas nos remitimos a publicar las decisiones en torno a un caso que afecta a un menor de edad, arrebatado de la tutela de sus abuelos paternos luego de nueve años, abandonado por su madre que finalmente ya grande lo recordó.
En ese contexto, la jueza de la niñez y la adolescencia del tercer turno, Guillermina Ramírez de Giubbi, había resuelto que el niño sea entregado a su madre biológica sin más trámite y se aseguró de que la ujier notificadora, Fátima Cataldo, viole toda ley, al incursionar en una vivienda particular para hacer cumplir ese mandato. Con buen tino, la magistrada hubiera denunciado penalmente los abusos cometidos por su ujier.
Cataldo se convirtió en agente fiscal, policía y atropelló la norma y una vivienda particular para privar ilegítimamente de su libertad al niño, ordenada por la jueza.
REPUDIO GENERALIZADO
El caso tomó estado público, porque vecinos de la vivienda donde ocurrieron los atropellos, filmaron y socializaron la situación que llamó la atención ciudadana. Ramírez de Giubbi, antes que denunciar a la “maléfica” ujier notificadora que abusó aviesamente en sus funciones, recurrió a otra colega de igual clase, la jueza del mismo fuero del 5º turno para seguir cometiendo aberraciones en cadena.
Supuestamente, la madre del niño, ya “recuperada” la tutela por obra de la jueza, recurrió al juzgado de Gladys Alicia Villamayor de Godoy a solicitar una medida cautelar, liberada sin más trámite, ordenando que los medios de comunicación dejen de publicar el aberrante caso resuelto por Ramírez de Giubbi. La Clave, en todas sus plataformas, se agravia ante la violencia ejercida por estas dos juezas, tentadas para ganar silencio.
LAMENTABLE SUPINO DESCONOCIMIENTO
En lisa y llana justicia, las juezas Guillermina Ramírez de Giubbi y Gladys Alicia Villamayor de Godoy deberían estar apresadas y procesadas, al igual que la ujier Fátima Cataldo, para responder por sus violaciones a la Constitución Nacional, caso hayamos estado en un Estado de Derecho. No solo se violentó el Código de la Niñez y la Adolescencia y la situación debe ser observada por la Corte Suprema de Justicia.
Villamayor ordenó que La Clave borre de sus páginas, en todas sus plataformas, la cuestión referente al niño, acción filmada y socializada hasta en los grupos de WhatsApp. Ese menor de edad no tiene nombre, ni madre, ni padres, ni abuelos, como pretende fundamentar la magistrada a la que, a todas luces, le falta lectura comprensiva de los códigos que maneja. Caso contrario, al menos, copia de su resolución hubiese agregado.
LA CLAVE COMUNICACIONES
Con reserva de derechos ante la violación de leyes nacionales, la Constitución Nacional y tratados internacionales por los derechos de los niños/as y adolescentes de los que Paraguay es signatario, a recurrir en consecuencia. Aquí, no se violentó nada, señoras juezas: La Clave, nunca identificó al niño de la causa, ni a su madre recurrente y menos a los abuelos que hoy siguen lamentando su aberración sin fundamento.
Ese mismo niño que dijo a su cancerbera que no quería vivir con su madre porque “me pega por la cara y eso no se le hace a un niño”, según se escucha en la filmación. Ese niño no fue escuchado y hasta sabe más de derecho que las juezas que la apartaron de sus padres reales, para él. La Clave tiene derecho a informar y es lo que hicimos al publicar la alocada decisión violentando a un niño.
Desde nuestro sitio de trabajo, alentaremos siempre el fiel cumplimiento de las leyes de la República y denostaremos contra juezas, ujieres y quien sea que se le ocurra violentarlas. La Clave seguirá con su misional, en defensa del más vulnerable, sin claudicar ante los amedrentamientos que VV.SS. quieran ejercer sobre nosotros.