El uso descontrolado de celulares con internet en la población infantil representa una bomba de tiempo en la generación adulta del futuro. La formación actual de la niñez se ve infectada de contenido no contextuado con la realidad del entorno en el país. Los niños viven un mundo de fantasía sin apreciar lo que tiene en su hogar o grupo social, advierte la sicóloga Nidia Fernández.
La profesional profundizó sobre los daños que se pueden provocar, al no controlar el modo de uso de los aparatos con internet a menores de 10 años. Primeramente se interroga, cuál es la necesidad de darle celular a los chicos; segundo, los padres deberían ser el primer ejemplo, para luego exigir a sus hijos. Actualmente la población adulta está muy afectada, en gran parte, y les resulta un problema cumplir con sus roles a causa del celular.
La sicóloga Fernández prohibir el celular a los hicos, pero recomienda controlar en que se distraen. Subrayó que en el historial de la cuenta, en el buscador de internet de los adultos, queda un sinfín de contenidos que no son aptos para los niños con una mentalidad inocente. Por eso, insiste que la responsabilidad es de los mayores.
“Los niños son curiosos y aprenden rápidos, es deber y obligación de los mayores orientarlos para su aprendizaje”. Añadió: “Es dañina para la vista, permanecer horas con el celular encendido y perjudica de sobremanera al niño en su desarrollo conductual y emocional. Por lo tanto, a este ritmo sin control se está preparando a una sociedad antisocial y poco humano”, señaló.
CONSECUENCIAS
Fernández insistió en que cada adulto es responsable de dar a sus hijos lo que desee, pero lo que corresponde de acuerdo a la educación y disciplina. Que los niños no quieran jugar o correr prefiriendo hacer con el celular durante horas, es sensible al daño de su sistema nervioso central, en la conducta y comportamiento, como trastornos en los sueños e incluso en el aprendizaje, remarcó.
Insistió que lo ideal sería empezar a darle luego de los 10 años, con el convenio condicionado adecuadamente de los mayores y, en principio, que los padres dediquen más tiempos de juegos con sus hijos. También el uso desmedido provoca un carácter agresivo, déficit de atención, sordera, trastorno alimenticio, en el sueño y consecuentemente de la vista a muy prematura edad.
Esa población contaminada va creciendo y en algún momento debe hacer una vida normal sin la tutela de los padres y se asustarán. Entonces, surgirá la ansiedad con pánico y hasta con depresión. Por eso se enfatiza la necesidad de adoptar medidas de control y convivencia con los hijos, enseñando un buen compartir como seres humanos y no de virtual.
