El reciente reglamento de la Ley 5841/2017 por el presidente de la República, Santiago Peña, ha impulsado el debate sobre el uso del pavimento rígido en las obras viales del país. Esta medida, que busca fomentar el uso de materiales y mano de obra paraguaya, ha generado gran expectativa. En Ciudad del Este hay experiencias exitosas sobre la avenida Rivas Ortellado, la parte que cruza el parque Alejo García y el acceso al barrio Mburucuyá, entre otros sectores.
El arquitecto Silvio Rolón, representante de la Cámara Paraguaya de la Construcción (CAPACO), explicó las ventajas de este material. “El pavimento de hormigón, dependiendo de su espesor, puede soportar cargas pesadas sin problemas. Además, la reparación es sencilla y rápida; una máquina mezcla arena, triturada y aditivos, y se coloca directamente en el lugar que necesita arreglos”, comentó.
El principal atractivo del hormigón es su durabilidad. A diferencia del asfalto, que tiene una vida útil de aproximadamente cinco años, el hormigón promete décadas de resistencia. Sin embargo, Rolón también señaló que necesita más tiempo para ser utilizado. «El hormigón necesita tiempo para endurecerse. No es como el asfalto, que puede estar en uso al día siguiente. Pero, una vez endurecido, es prácticamente eterno».
Rolón evocó ejemplos históricos para respaldar su afirmación mencionando experiencias en otros países. «En Argentina, durante las décadas del 50 y 60, se usó mucho el hormigón. Hoy en día, esas calles siguen en perfecto estado. En Paraguay, tenemos una experiencia similar con las calles de Asunción, construidas en la época del intendente Martín Burt en los 90. Siguen intactas porque se hicieron respetando todas las exigencias técnicas”.
“El problema es que, localmente se ha trabajado mal con este material. Ya existen calles de hormigón que tuvieron que ser reparadas porque no se respetaron los tiempos de fraguado ni las dosificaciones adecuada”, explicó.
Económicamente, el asfalto parece una opción más barata a corto plazo, pero Rolón advierte sobre los costos a largo plazo. “El asfalto dura unos cinco años, y en rutas con tráfico intenso, puede durar menos. A los diez años, ya se ha gastado el doble en reparaciones”, afirmó.
Si bien es asfalto es un poco más barato, significo que el hormigón implica un ahorro a largo plazo. «Si hacemos bien las cosas, es prácticamente eterno. En Argentina hay calles cementadas que llevan más de 70 años sin tocarse», concluyó Rolón.