La Administración Nacional de Electricidad (ANDE) no puede seguir permitiendo que empresarios con antecedentes oscuros y éticamente cuestionables continúen haciendo negocios con la estatal. El caso del polémico empresario Abundio López es un claro ejemplo de cómo la corrupción y el tráfico de influencias corroen las instituciones públicas.
Abundio López, conocido tanto por su poder económico como por su prepotencia, ha estado utilizando ilegalmente el perímetro del tendido energético de alta tensión de la ANDE como un depósito personal en Ciudad del Este. Este acto no solo es ilegal, sino también extremadamente peligroso. Las leyes que prohíben la edificación y la ocupación cerca de redes de alta tensión parecen no tener ningún efecto sobre López, quien continúa actuando con total impunidad.
Este empresario, condenado en 2017 por la ahora ya extinta Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) por una millonaria evasión impositiva, sigue ganando licitaciones multimillonarias con la ANDE. En los últimos 24 meses, sus empresas han obtenido contratos por casi 15 mil millones de guaraníes. Todo esto ha sido posible, según se dice, gracias a sus “buenos contactos” con el presidente de la ANDE, Ing. Félix Sosa, quien además de ser su amigo, podría ser su socio comercial en diversos negocios.
Es inadmisible que la ANDE, una entidad pública responsable de un servicio tan crucial, continúe favoreciendo a empresarios con antecedentes penales y comportamientos éticamente reprochables. La condena por evasión impositiva de López, quien utilizó facturas falsas para evadir unos G. 2.000 millones y logró pagar solo la mitad de la multa impuesta gracias a sus influencias, muestra una clara falta de integridad.
Más allá de sus delitos fiscales, el historial de López está también vinculado a actividades aún más sombrías. Su hermano, Carlos Antonio López Ibarra, fue arrestado en 2019 con un cargamento de más de 5 mil kilos de marihuana, destinado a Argentina y Chile. Este hecho no solo mancha la reputación de la familia López, sino que también levanta serias sospechas sobre el origen de su fortuna.
La ANDE no puede seguir siendo cómplice indirecta de estos empresarios. Es esencial que se adopten medidas estrictas para asegurar que las licitaciones públicas sean transparentes y que solo participen empresas y empresarios con un historial intachable. La continuidad de prácticas corruptas y lazos con empresarios de dudosa reputación no solo daña la imagen de la ANDE, sino que pone en riesgo la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos.
La lucha contra la corrupción y la impunidad debe ser una prioridad para la administración de la ANDE. Es hora de poner fin a las relaciones con empresarios como Abundio López y de asegurar que la ética y la legalidad prevalezcan en todas las transacciones y contratos de la entidad. Solo así se podrá recuperar la confianza del público y garantizar un servicio eficiente y seguro para todos.