
La psicóloga Nidia Fernández alerta sobre el aumento de casos de depresión en la población, especialmente en mujeres, y la importancia de no subestimar esta enfermedad. «La gente cree que la tristeza de un momento ya es una depresión y no es así», señaló la profesional, quien trabaja en el Hospital Regional de Ciudad del Este.
En el caso de la escribana Carmen Ruiz Diaz, a quien se le diagnosticó depresión, la psicóloga estima que la enfermedad podría haber comenzado hace mucho tiempo, posiblemente agravada con los problemas que arrastraba con su familia política. «El hostigamiento, que en términos legales se considera acoso, puede tener un impacto significativo en la salud mental de la persona», explicó Fernández.
La psicóloga, en entrevista para Radio La Clave, también se refirió a la falta de personal en las instituciones públicas, lo que provoca largas esperas de pacientes. «En mi caso particular, ya tengo hasta el mes de junio consultas ya marcadas», resaltó. Sin embargo, enfatizó que en casos de crisis, como un ataque de ansiedad, se da prioridad a la atención inmediata del paciente.
Fernández destacó que el hostigamiento y la violencia no solo afectan a las mujeres, sino que también pueden ser sufridos por hombres. «Todo tipo de violencia es horrible y no está bien», afirmó. En este sentido, hizo hincapié en la importancia de la educación en el hogar como base para prevenir este tipo de comportamientos. «Si al niño desde pequeño no se le enseña a usar el basurero, no va a aprender a tirar la basura donde debe ser», ejemplificó.
En cuanto al tratamiento de la depresión, la psicóloga explicó que generalmente se inicia con atención psicológica y, en algunos casos, se deriva al psiquiatra para la medicación. «El tratamiento termina cuando el profesional lo indica, no cuando el paciente se siente mejor», aclaró Fernández. «Abandonar el tratamiento antes de tiempo puede provocar recaídas», advirtió.
Síntomas de la depresión: Tristeza profunda y persistente, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba, fatiga y falta de energía, dificultad para concentrarse, cambios en el apetito y el sueño y pensamientos negativos o de suicidio.