En los últimos tiempos, creció la población de adictos en situación de calle y delincuentes que se camuflan entre los mendigos para llevar a cabo sus fechorías, acosando a comerciantes y clientes, y afectando la actividad económica en diferentes puntos de la ciudad. Si bien la serie de intervenciones de la Policía Nacional logró disminuir su presencia, no constituye una solución de fondo, ya que viven como nómadas.
Sin dudas, se trata de un problema complejo, ya que el Estado no considera al adicto como un enfermo, por lo que no existe un programa destinado a tratar los padecimientos que sufre este sector de la población, que, con facilidad de acceso a diferentes tipos de sustancias, está en constante crecimiento.
Se los puede ver en la zona del mercado municipal de abasto, tanto dentro como en los costados de la avenida Bernardino Caballero. Muchos utilizan las veredas frente a los locales comerciales para dormir, haciendo sus necesidades en el mismo lugar, bebiendo alcohol y otros consumiendo sustancias prohibidas.
Al costado de la Escuela 670 Bernardino Caballero, donde existe una conocida panadería y confitería, estas personas acosan diariamente a los clientes. Lo mismo ocurre con los clientes que son hostigados al entrar o salir del establecimiento para darles una moneda. Esta situación se repite en varios sectores del microcentro.
Uno de los comercios afectados es el local gastronómico perteneciente al grupo Convair, ubicado sobre la avenida Pioneros del Este, que tuvo que cerrar esta semana debido a que ya no podían lidiar con esta situación de inseguridad, dejando a tres personas sin trabajo.
La misma situación se repite con una farmacia ubicada sobre la misma avenida y Adrián Jara. Allí, los clientes son acosados para dar una moneda. Lo mismo padecen los ciudadanos en las dos paradas de autobús ubicadas en la zona.
Actualmente, existen dos campamentos de adictos bien identificados. Uno está en el paseo central entre la ruta internacional y la avenida Monseñor Rodríguez, a la altura del Lago Shopping, y otro en la vereda y paseo central de la avenida Alejo García, detrás del viejo Palacio de Justicia.