La gestión municipal bajo el mandato del intendente Roque Godoy en Presidente Franco ha estado marcada por la preocupante tendencia de invertir en lo que comúnmente se conoce como “elefantes blancos” y obras de dudosa utilidad para la ciudadanía. Esta problemática, evidenciada recientemente con la terminal de ómnibus y la plaza de La Libertad, pone de manifiesto la necesidad urgente de un cambio en la administración de los recursos públicos.
La terminal de ómnibus, que demandó una inversión significativa de casi 1.300 millones de guaraníes, se ha convertido en un símbolo de derroche y desaprovechamiento. Inicialmente, concebida para albergar empresas de transporte, hoy yace en desuso, transformada en lo que algunos llaman una “terminal fantasma”. Este derroche de recursos resulta inaceptable en un contexto donde las necesidades de la ciudadanía son prioritarias.
Por otro lado, la reciente aprobación de una millonaria remodelación para la plaza de La Libertad, con un presupuesto de casi 3 mil millones de guaraníes, suscita serias interrogantes sobre la transparencia y eficiencia en la gestión municipal. Ante el historial de obras anteriores en la misma plaza, que han requerido inversiones considerables, surge la pregunta inevitable: ¿cuál es el criterio utilizado para asignar fondos a proyectos de esta índole?
Es imperativo que las autoridades municipales actúen con responsabilidad y transparencia en el manejo de los recursos públicos. La falta de rendición de cuentas y la ausencia de justificación para estas inversiones millonarias son señales alarmantes de un sistema que requiere urgentemente reformas.
Es fundamental resaltar el papel crucial que desempeñan los concejales municipales como contralores del Ejecutivo Municipal en Presidente Franco. Su responsabilidad no solo radica en aprobar o rechazar propuestas, sino también en fiscalizar el uso adecuado de los fondos públicos y garantizar la transparencia en todas las acciones gubernamentales. Es preocupante observar cómo una mayoría de ediles parece haberse resignado a ser meros espectadores de las decisiones del intendente, en lugar de ejercer su rol de manera diligente y comprometida con el bienestar de la comunidad.
Es indispensable que los concejales municipales se comprometan a actuar en beneficio de los ciudadanos que los eligieron, en lugar de servir como simples comparsas del poder ejecutivo. Deben estar dispuestos a cuestionar, investigar y exigir respuestas ante cualquier indicio de malversación de fondos o proyectos inservibles. Solo a través de una verdadera colaboración entre los poderes legislativo y ejecutivo se podrá garantizar una gestión municipal eficiente y responsable, que realmente responda a las necesidades y demandas de la población de Presidente Franco.
La sociedad civil y los representantes electos tienen el deber de exigir cuentas claras y garantizar que los fondos públicos se destinen eficazmente a proyectos que beneficien verdaderamente a la comunidad. Es hora de poner fin al despilfarro y priorizar inversiones que promuevan el desarrollo y el bienestar de todos los ciudadanos de Presidente Franco.