Como parte de su lucha para percibir beneficios postergados por unos 34 años, extrabajadores de la Itaipu se movilizaron ayer nuevamente frente al acceso principal de la represa, en Hernandarias. Fueron llamados por los dirigentes, con la promesa de reunirse con el director general paraguayo, Justo Zacarías. El dirigente Francisco Rolón ingresó y comunicó que conversó con el titular de la binacional y consiguió un paso importante.
Rolón pertenece al grupo considerable de exobreros de Itaipu Binacional, que se juntó ayer por la mañana en la “carpa de la resistencia”, al costado de la Ruta PY07, con el objetivo de reunirse con el director general de la entidad. La promesa en dicha reunión se dio cuando los afectados viajaron hace tiempo hasta Asunción y se fijó para presentarse, ayer 18 de abril, en la oficina del director.
Francisco Rolón preside la Asociación de Excompañeros originarios de la Itaipu y dijo que entró a las 08:22 junto al director Zacarías. Explicó que se estableció un plazo de 60 días para definir la situación. Añadió que “todo está supeditado a la fijación de la tarifa y de la negociación del Anexo C de la energía hacia el Brasil” y en ese plazo se logrará un paso tranquilo hacia el objetivo, algo que se obtuvo mediante la apertura del titular paraguayo, recalcó.
Cabe señalar que existen varias asociaciones de exobreros de empresas que prestaron servicios a Itaipu. Ayer fueron llamados dos representantes, pero hay otros que están en la misma lucha y tienen posturas diferentes. Lo cierto y concreto es que varios luchadores del anhelado cobro ya fallecieron en estos más de 30 años de espera.
DEBILITADO
Son tres décadas que los exobreros de empresas tercerizadas, que prestaron servicios a la Binacional vienen exigiendo pagos de beneficios a la entidad. Durante la larga lucha fueron perdiendo fuerzas con la división de los grupos, debido a la desconfianza hacia sus dirigentes que nunca consiguieron el objetivo.
Una denuncia de otro grupo es que cobran cuotas sociales de G. 20.000 para solventarse y nunca son sinceros en sus gestiones. Toman la necesidad de la gente como un negocio para beneficio propio y eso genera que muchos se cansen y se alejen. Una legítima unidad es difícil de consensuar entre los propios excompañeros, pero la esperanza de cobrar siempre está latente, resaltaron.