Ciudad del Este, en el pasado y la actualidad, enfrenta diversos desafíos en cuanto a la organización y eficiencia de su sistema de transporte público. La reciente obligación de implementar el billetaje electrónico en este contexto, si bien representa un avance en términos de modernización, también evidencia las profundas deficiencias y contradicciones que persisten en esta área fundamental para la calidad de vida de los ciudadanos.
La implementación del billetaje electrónico en Ciudad del Este se enfrenta a desafíos significativos, especialmente en un contexto donde persiste la presencia de buses en un estado calamitoso. Estos vehículos, conocidos comúnmente como «chatarra», continúan circulando por las calles de la ciudad, evidenciando la negligencia de los empresarios del transporte público y la desidia de las autoridades municipales. Es un contrasentido implementar el billetaje electrónico mientras se permite que estos autobuses en tan pésimo estado pongan en riesgo la seguridad y el bienestar de los ciudadanos.
La situación de estos buses en condiciones precarias no solo afecta la experiencia de viaje de los usuarios, sino que también representa un riesgo para la seguridad vial y el medio ambiente. La falta de mantenimiento adecuado y la ausencia de políticas efectivas para renovar la flota de vehículos son un reflejo de la falta de compromiso y responsabilidad por parte de los actores involucrados en el transporte público de Ciudad del Este.
Por otro lado, es innegable que los buses eléctricos adquiridos por la municipalidad de Ciudad del Este han cumplido con las expectativas en términos de eficiencia y sostenibilidad ambiental. Sin embargo, es necesario reconocer que esta inversión significativa ha sido financiada por la ciudadanía, que ahora enfrenta la carga económica de pagar por estos vehículos durante muchos años. Además, aunque los buses eléctricos representan un paso positivo, su alcance es limitado y no aborda de manera integral la compleja problemática del transporte público en la ciudad, especialmente en los barrios excluidos del servicio.
La implementación del billetaje electrónico, anunciada para el próximo 29 de abril, surge como respuesta a una ordenanza municipal que busca unificar el sistema de pago en el transporte público, extendiendo esta modalidad a toda la flota de colectivos. Si bien esta medida puede facilitar el acceso a estadísticas de recaudación y mejorar la transparencia en la gestión del transporte, es necesario abordar las preocupaciones legítimas de la ciudadanía en cuanto a su accesibilidad y equidad.
La fase inicial de transición, que permitirá un periodo de 30 días para que los usuarios se adapten gradualmente al nuevo sistema, es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, es fundamental garantizar que este proceso sea inclusivo y que se brinde apoyo a aquellos ciudadanos que puedan enfrentar dificultades para adquirir las tarjetas electrónicas.
Es alentador escuchar el compromiso expresado por los empresarios del transporte público, quienes confían en que el billetaje electrónico será beneficioso tanto para los usuarios como para las empresas. Sin embargo, es necesario que este compromiso se traduzca en acciones concretas para garantizar que el sistema sea accesible, eficiente y equitativo para todos los ciudadanos.
