El Lic. Fidelino Díaz, de la Cámara de Importadores de Calzados, aseveró que el contrabando golpea al sector y, consecuentemente, a la economía formal. “Es penoso y doloroso”, afirmó. Se estima que unos 5.000 pares de calzados ingresan al país por día de manera ilegal, con un valor promedio de 20 dólares cada uno. “Es una lucha entre un enano contra un gigante”, lamentó el empresario, al señalar que esta actividad ilegal goza de buena salud debido a la falta de controles.
Las redes sociales se convirtieron en un nuevo canal para la venta ilegal de los calzados, con empresas de países vecinos que publicitan y venden sus productos en Paraguay. “Empresas del otro lado del Puente de la Amistad publicitan muy fuertemente en nuestro país, hacen su preventa, venden y las transportadoras de Ciudad del Este hacen llegar las mercaderías hasta su destino final”, mencionó en contacto con radio La Clave.
Según datos que maneja la Cámara de Importadores, alrededor de 5.000 pares de calzados ingresan al país de forma ilegal cada día, a un valor promedio de 20 dólares, totalizando USD 100.000. Esto representa un enorme perjuicio para las empresas que operan legalmente, que se ven obligadas a competir con productos que evaden al fisco, es decir, no pagan impuestos.
El déficit sigue siendo los controles aduaneros. “La Aduana sabe todo, siempre. El negocio de los aduaneros es cobrar coimas para permitir el ingreso de mercaderías ilegales. En la actualidad, creo que están cobrando G. 25.000 por caja de 12 pares. La Aduana no deja pasar nada gratis”, alegó.
Díaz indicó que no hay voluntad política para frenar la actividad ilegal que golpea al sector textil y calzados. “Se confiscó una red de tiendas que tenía 40.000 pares de calzados de contrabando en su instalación (…). Las autoridades están en conocimiento y, sobre todo, la gente de Aduana, (los productos) pasan por un puente, no por agua ni por otros medios”, señaló.
Más allá de la responsabilidad que recae sobre las autoridades, el empresario denunció la participación activa de algunos comerciantes que, a sabiendas de la ilegalidad, se convierten en cómplices al vender calzados de contrabando en sus locales. “Como se dice siempre, la corrupción es de a dos. Y este caso es de más elementos, el pasero, la Aduana, el transportista y el comerciante”, puntualizó.
