MINGA GUAZÚ. Un hecho bastante confuso ocurrió ayer cerca de las 15:30 en el km 22 Acaray, a unos 2.000 metros de la Ruta PY02 de este municipio. Un hombre abordó un taxi en el km 16 Acaray y pidió al taxista que lo lleve a su casa situada en el km 22. En el trayecto, dos motochorros interceptaron el automóvil y encañonaron al pasajero, a quien golpearon con la culata de una pistola y supuestamente le despojaron de G. 5 millones. Sin embargo, el trabajador del volante dijo a la Policía que no vio cuando tomaron algo de su pasajero, quien incluso estaba totalmente borracho.
La presunta víctima fue identificada como Cristhyan Osmar Delvalle Brítez, de 37 años, domiciliado en el km 21,5 Acaray, fracción Fabiola de esta ciudad. Los datos indican que el hombre llegó hasta la parada de taxi del km 16 y tomó una unidad de la marca Chevrolet Prisma LTZ, de color blanco, con chapa CFO 642, propiedad de Oscar Daniel Gauto Báez, de 48 años, domiciliado en el km 21 Acaray.
El pasajero pidió al trabajador que lo lleve a su casa, en el km 21,5, y en el trayecto dos sujetos que se movilizaban a bordo de una motocicleta de color oscuro, ambos con casco protector, que portaban armas de fuego, interceptaron el rodado y el acompañante descendió y fue directamente al pasajero, a quien golpeó en la cabeza y luego supuestamente le despojó de G. 5 millones, dinero que sería ajeno.
NO VIO NADA
Sin embargo, el taxista Oscar Daniel Gauto Báez dijo a la Policía que no vio cuando el marginal le sacó algo a la presunta víctima. Los investigadores trataron de hablar con el afectado, pero este estaba en total estado de ebriedad y en todo momento dijo que el dinero que le llevaron es ajeno, pero sin especificar de quien era. Lo llamativo del caso es que cuando los uniformados le pidieron su cédula de identidad, el hombre tenía unos G. 3 millones. Luego desapareció y no quiso ir al hospital, pese a que sufrió un corte en la cabeza.
USÓ AL TAXISTA COMO TESTIGO
La Policía presume que Cristhyan Osmar Delvalle Brítez cometió un autogolpe, y utilizó al taxista como una especie de testigo del hecho. Esto teniendo en cuenta que el hombre no quiso colaborar con la Policía, y cayó en contradicciones. Los investigadores creen que la presunta víctima se “tragó” la plata ajena y para justificarlo simuló un asalto, pero para que parezca real pidió el servicio de un taxi. El caso fue comunicado al Ministerio Público.