Cumplidas las diligencias primarias y obtenidas fundadas sospechas de participación directa en el asesinato de su expareja, el fiscal Julio Paredes emitió ayer código rojo ante la Interpol contra el único sospechado y lo procesó con pedido de declaración de rebeldía, según acta elevada al juzgado de atención permanente. Los investigadores tienen fuertes indicios de que el presunto criminal haya abandonado el país.
Conforme datos manejados por agentes especializados en homicidios, criminalística y de investigación criminal, Marcial Delvalle González, de 34 años, se convierte en único sospechosos del cobarde crimen de Elizarda Mercado Talavera, su ex pareja sentimental. Lo sindican como responsable de asfixiar con un cable de USB a la mujer que dejó dos hijas menores que tuvo con su actual pareja, Carlos Iván Bogarín Duarte, quien halló sus restos la noche del pasado lunes, alrededor de las 21:00.
El cadáver se encontraba sentado en el piso, recostado por uno de los horcones de la vivienda, según la explicación sucinta en los fundamentos de la imputación. El hombre ahora buscado había llegado de España, supuestamente, para llevar a la mujer.
ALLANAMIENTO INFRUCTUOSO
El martes en horas de la tarde, el fiscal Paredes allanó el domicilio de la madre del sindicado, situado en el kilómetro 30 Monday, pero no ubicaron al sospechado ni a su progenitora. Una de las hermanas de Delvalle González hizo una declaración, señalando que el presunto criminal, ahora con código rojo, le había manifestado que cometió algo grave y que viajaría a la Argentina. No se descarta que ello sea apenas una estrategia.
De hecho, el código rojo fue emitido ante la sospecha, pero ninguna de las hipótesis está siendo desechada por los investigadores. La idea de un presunto hecho de robo con resultado de muerte no cierra, por los elementos encontrados en la escena del crimen.
AMENAZAS DESDE ESPAÑA
La ahora fallecida era permanentemente acosada por el presunto feminicida, al decir de familiares cercanos, que igualmente presumen que se habría llevado algunas pertenencias, como el teléfono celular de la víctima, luego de ahorcarla con el cable, al solo efecto de despistar a los responsables de la investigación.
El código rojo ya fue emitido y recibido por Interpol, mientras tanto la Policía sigue la búsqueda por la región, ya que podría estar oculto en algún punto del país, donde cuenta con familiares. El hecho que le atribuyen es grave y podría condenarlo a la pena máxima con medidas de seguridad, inclusive.
