La Dirección General de Vigilancia de la Salud emitió una alerta epidemiológica por Dengue, debido al aumento de notificaciones en el país y la circulación sostenida del virus en la región.
Teniendo en cuenta la alerta emitida por la OPS/OMS que señala: “ante el inicio de la temporada de mayor circulación de Dengue en el hemisferio sur, la persistencia de la actividad viral en la subregión del Istmo Centroamericano y México, y en América del Sur la identificación de serotipos, principalmente DENV-3 que no había circulado por varios años”. Esta situación supone un alto riesgo para la salud pública en la región.
Actualmente, circulan los cuatro serotipos del virus del Dengue en la región: DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4. Hasta la semana epidemiológica (SE) 45 se ha detectado la circulación simultánea de estos serotipos en Brasil, Colombia y Venezuela. En tanto que, en Paraguay, en lo que va del 2023 se ha identificado la cocirculación de DENV-1 y DENV-2. De acuerdo con los datos históricos de Arbovirosis, Paraguay se encuentra en el periodo epidémico. Actualmente, se observa un aumento progresivo de sospechas de Dengue a nivel país, registrándose alrededor de 2.500 notificaciones en una semana (SE 47), mientras que en 3 semanas se acumularon unas 9.000.
Como en el país aún no está disponible la vacuna contra el dengue, cada año se advierte a la población de la necesidad de que adopte medidas preventivas, siendo la más importante la de eliminar los criaderos del insecto transmisor. Claro que también conviene usar repelentes y mosquiteros, pero lo esencial es impedir la reproducción del mosquito. Para ello, es necesario limpiar las casas y los patios, así como evitar la acumulación de agua en recipientes o en otros objetos, como neumáticos abandonados. Nada de otro mundo. A estas alturas, la generalidad de los habitantes de este país ya debería estar enterada de la necesidad vital de impedir o eliminar los criaderos. Empero, se diría que las campañas de concienciación han caído en saco roto o que son muchas las potenciales víctimas del dengue que no toman en serio la amenaza o no pueden abandonar el hábito de convivir con la suciedad, es decir, de ignorar la higiene más elemental.
La lucha contra el dengue empieza en cada hogar, en defensa propia y también en defensa de los vecinos, ya que el mosquito no se detiene en su ámbito. Se trata de una cuestión de salud pública que nos concierne a todos y que no debe dejarse en las exclusivas manos del Ministerio competente. En este sentido, la triste experiencia enseña que la insensatez puede llegar al colmo de que se impida el ingreso de fumigadores del Senepa a los predios privados, para que hagan lo que sus dueños han dejado de hacer. Después ocurre que los contagiados acuden a un hospital público para constatar que faltan remedios y protestar en consecuencia, como si ellos mismos no hubieran sido en extremo negligentes, tanto en su propio perjuicio como en el de los demás.
Es increíble que cada año se repita la misma historia, como si la anterior epidemia no hubiera dejado ninguna enseñanza. Ya no hay que cruzarse de brazos, esperando que los funcionarios y el Gobierno solucionen cualquier problema, sobre todo en este caso, en el que la prevención depende de todos. La batalla empieza en casa y es necesario emprenderla.