En estos tiempos navideños, en que aumenta considerablemente el movimiento comercial en Ciudad del Este, resulta especialmente decepcionante la imposibilidad de poder utilizar la infraestructura que constituye el segundo puente sobre el río Paraná, a la altura de Presidente Franco. La falta de conclusión de las obras complementarias de ambos lados de la pasarela hace que la plena utilización del puente está estipulada recién para mediados de 2025, con la finalización de los perímetros brasileño y paraguayo y la nueva aduana.
Esta realidad es penosa para franqueños como para los esteños, quienes seguirán esperando que sea descomprimido el caótico y enervante tránsito en el Puente de la Amistad, cosa que no pasará ni en 2024, llevando en cuenta lo indicado por la Receita Federal brasileña. Desde La Clave ya advertíamos y criticábamos hace tiempo los intolerables atrasos en las obras complementarias. Ni siquiera los accesos al puente están terminados. Las oficinas públicas que operarán en la cabecera están lejos de ser culminadas.
Cabe igualmente apuntar al casi nulo avance de las obras del denominado Corredor Metropolitano del Este, dividido en 2 tramos. El tramo urbano contempla la duplicación de la avenida Bernardino Caballero y la creación de un Par Binario, consistente en una arteria de entrada y otra de salida que conectará con la ruta PY07 (Supercarretera).
Por otro lado, el lote rural contempla 4 carriles y una extensión de 31 kilómetros de longitud, con todas las intersecciones diseñadas, a nivel o desnivel, para conectar el Puente de la Integración con el km 17,5 de la ruta PY02, en Minga Guazú. Así también la construcción del puente sobre el río Monday y los diferentes accesos está atrasada.
En síntesis, el gobierno paraguayo prácticamente estuvo “dormido” por cinco años, por razones desconocidas, aunque siempre se pretende utilizar la pandemia del Covid-19 como excusa para justificar atrasos en obras, durante la gestión de Mario Abdo. Aunque el Gobierno anterior se ufanaba de haber invertido en infraestructura y ejecutado muchas obras, el Puente de la Integración no constituye ninguna “victoria” para el país, sino una muestra más de la burocracia, ineficiencia y venalidad estatal, llevadas al extremo, de tal manera que contamos con un flamante puente, pero no podemos usarlo por deficiencias propias.
No podemos esperar milagros del nuevo gobierno y habrá que esperar que, en algún momento del 2025, sea habilitado finalmente el segundo puente, con lo cual – esperamos – se podría normalizar el tránsito entre Foz de Yguazú y Ciudad del Este, por el bien del comercio local. Igualmente, los franqueños también experimentarán el progreso, una vez que tengan la pasarela internacional habilitada en su municipio, pero ahora, todo sigue en compás de espera, hasta tanto sean terminadas las obras que necesitamos con urgencia para traer desarrollo y progreso a dos ciudades clave de Alto Paraná.