La tradicional misa por el día de la Virgen de los Milagros de Caacupé tuvo al obispo de la diócesis Ricardo Valenzuela como el encargado de dar la homilía ante una explanada repleta de feligreses en la basílica.
Los testimonios de las mujeres víctimas de violencia no deben ser ignorados, exhortó monseñor y pidió rezar para que estas sean protegidas por la sociedad y la justicia de modo que se pueda dar fin a su sufrimiento. De la misma manera pidió orar para dar fin a la violencia contra las niñas y adolescentes. “Urge rezar contra la violencia hacia la mujer, sigue habiendo mujeres que sufren violencia psicológica, verbal, física y sexual, es impresionante el número de mujeres golpeadas, ofendidas y violadas. Hace días sucedió otro feminicidio, ya son como 40 este año, las distintas formas de malos tratos que sufren las mujeres son una degradación para toda la humanidad”, lamentó.
La escalada de violencia cotidiana, en especial contra la mujer, es un síntoma de que la sociedad está enferma y requiere de medidas interdisciplinarias e interinstitucionales para poder afrontar, aduce el Prof. Dr. Julio Torales, jefe del Departamento de Salud Mental de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA. Añade que ya no basta solamente con tratar la salud mental en el ámbito de la salud.
La salud mental y la violencia contra la mujer, están intrínsecamente vinculados. No obstante, en cuanto al aspecto jurídico, en nuestro país la ley establece penas de cárcel de 10 a 30 años para los feminicidas, sin embargo los casos siguen apareciendo por todos los rincones de nuestra geografía. Esto significa que, aun disponiendo de una herramienta legal, la gestión de las instituciones no es suficientemente eficiente.
El Estado paraguayo no puede permitir que sigan muriendo mujeres víctimas de la violencia misógina. Para ello debe disponer de más esfuerzos y más compromiso de parte de todos los funcionarios que se encuentran involucrados en esta labor: en la Policía, Fiscalía, jueces, hospitales, etc. Al mismo tiempo la sociedad entera debe involucrarse en la lucha contra todo tipo de violencia, pero muy particularmente la que es ejercida en contra de las mujeres. Ya están a la vista los catastróficos resultados: más de 40 mujeres muertas en 2023, la mayoría de ellas dejando un tendal de huérfanos.
Se deben redoblar los esfuerzos para que las personas que están en riesgo de sufrir violencia, o ya están sufriendo violencia, puedan tener acceso rápido y fácil a la atención adecuada, que puedan recurrir a la Justicia y a los servicios de atención donde reciban todo el apoyo.
Como se sabe, una de cada tres mujeres sufre violencia en el mundo, y en América Latina los números siguen aumentando cada día. En el caso de Paraguay, no somos una isla y también nos afecta; como se ha dicho, alrededor de 40 mujeres han sido víctimas de feminicidio en este 2023. Todos estos actos de violencia deberían ser un llamado de atención para todos, los funcionarios y la sociedad, para que podamos tener un 2024 sin feminicidios.