Un suboficial de la Policía Nacional fue denunciado por agredir brutalmente a su expareja durante un ataque de celos. Según los datos, el personal policial invitó a la víctima a salir a cenar, y como es la madre de su hija aceptó. Fueron hasta un conocido local y allí empezó a maltratarla verbalmente. Al salir del sitio siguieron los maltratos y también la agredió físicamente. El policía la llevó a la fuerza hasta un reservado y ella se negó a ingresar, momento en que fue golpeada nuevamente y obligada a descender del vehículo. Antes de dejarla en el lugar, el uniformado amenazó con publicar sus vídeos íntimos, y como si fuera poco le juró de muerte en caso de denunciarlo.
La denuncia afecta al suboficial 1º Rolando Sanabria Espínola, domiciliado en el km 9 Acaray de Ciudad del Este. El mismo presta servicio en la subcomisaría 14ª – Norma Luisa de Minga Guazú. La víctima es L. A. F., quien estuvo en pareja con el uniformados por 13 años, y fruto de esa relación tienen una hija de10 años.
La mujer mencionó que siempre trató de mantener una amistad con su expareja para que su hija pueda ver y conversar con su padre cuando quería. Fue así que el martes 7 de noviembre pasado, Sanabria Espínola invitó a la madre de su hija para salir a cenar. La mujer aceptó y fueron hasta el Snack Bar del Hotel Casino Acaray, ubicado sobre la avenida 11 de septiembre del barrio Juan E. O’Leary de Ciudad del Este.
Los datos indican que al principio todo corría sin problemas, pero una hora después el hombre empezó a ponerse celoso y nervioso, reclamando a su expareja del porque se embarazó tan joven y la ofendió con palabras irreproducibles. En un momento dado, Sanabria decidió pagar la cuenta y ambos se retiraron del lugar, subieron al auto del policía donde siguieron los reclamos y maltratos. La mujer relató que al ver que agentes policial estaba muy alterado ni siquiera le respondía, justamente para no ponerle más nervioso, y hasta por eso se molestó.
SE NEGÓ A TENER SEXO
El denunciado le dijo que la llevaría a un motel, a lo que ella respondió que después de todos los maltratos verbales y psicológicos recibidos no iría con él a un motel, pero él continuó su trayecto, y al estar en la entrada de la calle del reservado ubicado en km 8 Acaray, nuevamente la víctima le dijo que no iba a entrar.
Allí el uniformado se descontroló por completo y actuó con mucha violencia empezando a golpearle con todas sus fuerzas dejándole hematomas enormes en el brazo, relató la mujer. Alegó que le suplicó al personal policial que la llevara donde había dejado su auto, pero el hombre la obligó a bajarse del vehículo exigiéndole que se vaya caminando, dejándola abandonada a su suerte en la calle en plena madrugada, pero no antes de amenazarla con publicar vídeos íntimos y dejarle bien en claro que la mataría si denunciaba la situación y le perjudicaba en su trabajo.
La afectada dijo que no tuvo de otra que ir caminando ya que su celular no tenía batería como para pedir un taxi, Bolt, Uber, o llamar a alguna amiga o pariente para que la pueda auxiliar. En fin, llegó caminando hasta la estación de servicios Integral, ubicada sobre la avenida Perú, tomó su automóvil y fue hasta su casa. Al día siguiente acudió al hospital de traumas para el diagnostico médico correspondiente, tomó coraje y denunció el hecho ante la Fiscalía.
TEME POR SU VIDA
Al enterarse que fue denunciado, el policía ya le hizo llegar amenazas a través de terceros. La víctima dijo además ante la Fiscalía que hace un mes el hombre ya había destrozado el aparato celular de la mujer, arrojando el móvil contra el piso porque quería revisar sus mensajes. Asimismo, resaltó que no fue la primera vez que la golpea, y mencionó que hace justamente un año tuvo el mismo comportamiento, por lo que pidió el diagnosticó medico en el hospital de traumas. En aquella ocasión, el sujeto la pateó muy fuerte dejándole varios hematomas en brazos y piernas. Esa vez no se animó a denunciarle por temor a que cumpla con sus amenazas.
La denuncia está siendo investigada por la unidad especializada de lucha contra la violencia familiar, a cargo de la fiscal Susan Vega, quien citó a la víctima para una ratificatoria para el día de hoy. Sin embargo, el agente policial ni siquiera fue procesado aún, lo que demuestra que tiene una especie de blindaje por su condición de policía. Si fuera un ciudadano común y corriente, ya estaría preso.