La lluvia generalizada de los últimos días permitió reanudar la siembra en zonas críticas del país y evitar pérdidas significativas en las áreas cultivadas. No obstante, en Alto Paraná, la plantación se encuentra en etapa de crecimiento, mientras que en algunas parcelas empezó la floración. Los productores esperan obtener un excelente rendimiento de la zafra 2023/2024 si las condiciones climáticas lo permiten.
El avance en la siembra y desarrollo de cultivos continúa disparejo debido a las condiciones climáticas que afectan a las distintas zonas productivas. En Itapúa, la plantación está progresando con un promedio cerca del 80%. Sin embargo, la lluvia constante generó un paro. “Está lluvioso en Itapúa y no podemos terminar de sembrar, pero la mayoría ya sembró gran parte de sus hectáreas porque ya se empezó desde inicios de septiembre en algunas zonas”, contó Blanca Saiki, productora de Itapúa.
Por su parte, Dionisio Hildebrand, labriego de Caaguazú, mencionó que la siembra está entre el 90%-94% y el clima está ayudando para un buen desarrollo de los cultivos. “No fue una lluvia muy grande, pero entre un margen de 20 a 100 ml que ayudó”, agregó.
Desde el distrito General Isidoro Resquín, en San Pedro, el productor Víctor Penayo indicó que las últimas lluvias (42 ml) les permitieron reanudar la siembra. “En mi propiedad concluimos la semana pasada, pero hay muchos productores que siguen sembrando”, indicó.
A su vez, Aurio Frighetto, de la Coordinadora Agrícola del Paraguay en el décimo departamento, comentó que las precipitaciones resultaron beneficiosas para el cultivo extensivo. “Vino una lluvia tranquila. El desarrollo de la soja –hasta el momento– es excelente, no hay nada perjuicio, principalmente, en la zona norte del Alto Paraná”, refirió.
DESAFÍOS
Productores de Itapúa reportan que el clima representa un desafío debido a los granizos que cayeron y que, además, los cultivos están siendo atacados por caracolitos, lo que demanda una rápida acción para evitar pérdidas. En algunos casos se recurrió a la resiembra.
Penayo indicó que el atraso de la siembra propició el rebrote de malezas en las parcelas. “En mi caso, realicé el desecado esperando sembrar entre el 28 de septiembre al 10 de octubre, pero no pudimos por la sequía. Alcanzamos el 30% con la primera lluvia, luego fueron entre 10 a 15 días sin lluvias en los que brotó maleza, entonces el personal realiza carpidas. Es un problema, pero tiene solución”, indicó.
También señaló que los retrasos de siembra afectarán el ciclo de siembra de la zafriña y los productores se enfrentarán a una difícil decisión en relación a qué cultivar. Aunque las lluvias llegan en distintos niveles, los productores se mantienen positivos y refuerzan el trabajo para obtener un buen rendimiento tanto en calidad como en cantidad.