Municipios en bancarrota y sin recursos para beneficiar a la gente
Los municipios se constituyen en la primera línea proveedora de servicios para la ciudadanía y su finalidad desde siempre ha sido satisfacer las necesidades de la gente y asegurar su participación en el progreso económico, social y cultural de un determinado territorio. Por ello, una pregunta que se hacen millones de paraguayos cada cinco años es recurrente en cada elección municipal, en la que el electorado evalúa quién dirigirá los destinos de su ciudad. La pregunta es tan simple, pero tan contundente a la vez: ¿está hoy mi ciudad mejor de lo que era hace cinco años?
Los ejemplos de incontables ciudades parecen dar, lastimosamente, una respuesta negativa. Los jefes comunales de ciudades como Presidente Franco o Minga Guazú han decepcionado profundamente la confianza que habían depositado los votantes. En Minga Guazú la gestión de Diego Ríos (Yo Creo) ha sido mediocre y altamente dañina para los mingueros. Aquel que había llegado al electorado de esa ciudad con la promesa de cambiar la pobre gestión del colorado Digno Caballero y de transformar a esta urbe, al final ha sido un verdadero fiasco, más allá de las derivaciones que puedan tener los procesos administrativos o las causas judiciales actuales, o futuras, que Ríos afronte.
En el caso del colorado Nelson Cano, desde su asunción en la comuna hernandariense, ha dilapidado la confianza de sus conciudadanos con una gestión que ni siquiera puede catalogarse de mediocre. Las arterias de la ciudad se caen a pedazos, la limpieza de plazas y espacios públicos son francamente deficientes y en general la administración del municipio, al menos en las expectativas, ha defraudado.
Otra cosa que tienen en “común” los cuatro municipios del denominado “área metropolitana de Alto Paraná”, conformada por Ciudad del Este, Hernandarias, Minga Guazú y Presidente Franco, es que están pasando por serios problemas económicos, que se traducen en falta de pagos a funcionarios, concejales y proveedores. El argumento es que “los contribuyentes no pagan sus impuestos”, sin embargo, es sabido que en los últimos meses del año siempre bajan las recaudaciones, situación que no puede ser considerada una “novedad” por los jefes comunales, quienes con esto están demostrando su total inoperancia e inutilidad.
En algunos casos, como el de Presidente Franco, cuyo intendente es el liberal Roque Godoy, en el poder por segundo periodo consecutivo, hay millonarios ingresos, cuyo destino se desconoce, pero la comuna ni siquiera está en condiciones de pagar los sueldos a sus empleados. Recientemente, trascendió que la comuna recaudó más de 6 mil millones de guaraníes, entre enero y setiembre, en concepto de impuestos vehiculares (registros, multas, revalidaciones, constancias, etc.).
Sin embargo, sobre el destino de ese impuesto no se sabe absolutamente nada, no obstante existen presunciones de que el dinero habría sido desviado para otros menesteres o entonces, directamente “tragado” por los funcionarios, con la anuencia del intendente. En Ciudad del Este, la situación también es igual. El intendente Miguel Prieto (Yo Creo), quien en sus tiempos de concejal municipal criticaba duramente, año tras año, al Clan Zacarías, por los atrasos en el pago de salarios, hoy día está en la misma situación. Prieto también ya está en el cargo por segunda vez (ganó elecciones tras la destitución de Sandra McLeod y luego volvió a ganar las municipales del 2021). Pero aún así, al parecer aún no aprendió cómo manejarse para evitar los atrasos en el pago de haberes, que van de dos a tres meses.
Estos ejemplos muestran a las claras cómo los gestores no han encontrado la fórmula para promover el bienestar y el desarrollo a nivel económico y social de su municipio y han caído en el descrédito total. Es de esperar que corrijan rumbos, pues de contrario, podría se que no lleguen a concluir sus mandatos, ya que podrían ser destituidos antes por el pésimo desempeño en sus funciones.
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