El empresario y político Miguel Carrizosa, presidente y dueño de la firma DIESA S.A., es otro que funge de “cónsul honorario” en Ciudad del Este, en este caso, de la República de Colombia. El mismo se suma así al grupo de poderosos empresarios que se valen de cargos diplomáticos para obtener ventajas y evadir controles de todo tipo. La creación de “consulados honorarios” en el país fue bastardeada por completo, principalmente durante los gobiernos de Horacio Cartes y Mario Abdo Benítez, por lo que el actual canciller, Rubén Ramírez, debería tomar cartas en el asunto y clausurar estos consulados que no le sirven a nadie, salvo a empresarios que buscan algún tipo de ventaja o impunidad.
Otro que aparece como cónsul honorario, en este caso de Colombia, es el político y empresario Miguel Carrizosa, presidente de DIESA S.A., empresa que representa a marcas automotivas, como Volkswagen, Audi, Porsche, entre otras. Carrizosa fue senador por dos periodos parlamentarios por el partido Patria Querida. Si bien no tuvo muchas polémicas, fue acusado de “legislar para las élites”, llevando en cuenta su papel de adinerado empresario, ignorando por completo las necesidades de la población más carenciada. Supuestamente, la sede consular de Colombia en Ciudad del Este está ubicada en el km 6,5 de la Ruta PY 02, en donde DIESA tiene su local. Sin embargo, de acuerdo a los datos, el empresario nunca hace oficina en su “consulado” y solo utiliza el título para tener chapa diplomática y evitar controles.
Lamentablemente, en la capital del Alto Paraná se convirtió en chiste de mal gusto la habilitación de consulados honorarios, adjudicados a empresarios de oscuros antecedentes y múltiples cuestionamientos, que mediante eso obtienen cargos de rango diplomático. Según informe reciente del Ministerio de Relaciones Exteriores, hay al menos una docena de empresarios y comerciantes que fungen de “cónsules honorarios” en CDE, contando con chapa diplomática, la cual les otorga inmunidad y más bien, impunidad para todo tipo de “negocios”. pese a las denuncias públicas y el hecho de que la mayoría no tienen nada de “honorables” ni reúnen méritos para tales cargos.
SALEMMA
El más reciente de estos “cónsules” es el empresario asunceno Elzear Salemma, propietario de la cadena de supermercados Salemma y dueño del Lago Shopping Salemma, construido presuntamente en un inmueble municipal, cedido a Salemma por el clan Zacarías. El potentado empresario fue ungido en diciembre del año pasado como cónsul honorario de México en Ciudad del Este, momento desde el cual circula con vehículo con chapa diplomática, además de tener inmunidad en la sede del Shopping del Lago, en donde supuestamente opera este consulado.
Nabil Bahjat Nasser, “honorable” cónsul de Uruguay en CDE, fue investigado por la Comisión Bicameral de Investigación del Congreso como principal directivo de Family Global S.A., por una llamativa transferencia de unos G. 12.500 millones que, supuestamente, fueron a parar al Líbano.
CANCILLERÍA DEBE ACTUAR
La mayoría de estos consulados fueron habilitados durante los gobiernos de Horacio Cartes (2013-2018) y Mario Abdo Benítez (2018-2023). En nuestro país, para ser cónsul honorario ni siquiera hace falta tener la nacionalidad del país al que se representa -el único requisito es que la propuesta que se presente sea aceptada- por lo que estos empresarios acceden con suma facilidad a los cargos consulares. Los cónsules honorarios, en ninguna circunstancia, pueden actuar como oficiales públicos, legalizar documentos ni visar, otorgar o revalidar pasaportes, siendo su labor la de promover las inversiones en nuestro país, las exportaciones, orientar y dar asistencia a sus connacionales. Sin embargo, los supuestos cónsules honorarios que actúan en CDE no cumplen con ninguna de esas funciones, a ellos les basta contar con chapa diplomática y tener inmunidad de la “sede consular”, en donde operan sus negocios.
Por ello, el canciller nacional Rubén Ramírez debe tomar cartas en el asunto y verificar la situación de cada consulado. Principalmente, determinar la utilidad de los mismos y cerrar aquellos que solo existen “en los papeles”, como es el caso de la mayoría que fungen en la capital del Alto Paraná.
