Indignante la situación que vivenciamos la semana pasada; en un día tan significativo como el Día Mundial de Lucha Contra el Cáncer de Mama, que se celebró, pacientes que llegaron al Hospital Regional de Ciudad del Este se encontraron con un aviso institucional que advertía que no se disponía del equipo de ecografía por “tiempo indefinido”. Esta situación generó una oleada de reacciones, desde la consternación hasta la indignación, y se convirtió en objeto de críticas y burlas a través de las redes sociales.
El desperfecto del equipo de ecografía en el Hospital Regional, en un día dedicado a la lucha contra el cáncer, es motivo de legítima preocupación y resalta la necesidad de buscar una pronta solución para garantizar que los pacientes tengan acceso a todas las herramientas necesarias en su batalla contra esta enfermedad devastadora.
El caso sirve como muestra de que el estado de la Salud Pública en nuestro país no merece otro calificativo sino indignante. Indigna que tanta gente a lo largo y ancho del país no pueda ser atendida por falta de medicamentos, equipos o especialistas, mientras en todo el aparato estatal se derrocha el dinero público en sueldos, viáticos, bonificaciones ¡por cumplimiento de horario!, etc., para burócratas superfluos. El drama se viene arrastrando desde hace unos 30 años ante la mirada indiferente de los poderes políticos y con tendencia a agravarse, gobierno tras gobierno.
Bajo el gobierno de Fernando Lugo se anunció con bombos y platillos la gratuidad de la medicina pública, sin considerar la disponibilidad presupuestaria, la capacidad de gestión del ministerio competente ni la corrupción imperante. La propaganda, como de costumbre, tiene patas muy cortas, y actualmente asistimos con estupor a la saturación de pacientes en hospitales ruinosos y faltos de insumos, al mismo tiempo que los médicos y personal de blanco realizan paros escalonados en demanda de reajustes salariales y en protesta contra las notorias carencias en el sistema de salud.
Pero dejando de lado las iniquidades salariales, el presupuesto ministerial es relativamente importante y ya podría ser suficiente para evitar muchas carencias, pero el problema inicial es que está muy mal estructurado. El MSP tiene unos 50 mil funcionarios, mientras que la relación entre médicos y habitantes es de alrededor de 16 por 10 mil habitantes. Es decir, la enorme mayoría del personal está integrada por burócratas administrativos instalados por sus padrinos políticos para no hacer nada útil en favor de la población.
No se trata de que falte dinero para aplicarlo en forma correcta en beneficio de la población, sino de que está muy mal empleado por culpa de la política presupuestaria que manejan diputados y senadores sin análisis de ninguna especie. La catástrofe sanitaria del país es atribuible al clientelismo y el prebendarismo promovidos por los políticos, que son los responsables de todo lo que está apareciendo a la vista en el sistema nacional de salud, entre otras calamidades. Es hora que el nuevo Gobierno encare esta situación y la resuelva de la mejor manera posible, por el bien de la población más carenciada, que depende de nuestro maltrecho sistema de salud pública.