En el paseo central ubicado entre la avenida Monseñor Rodríguez y la Ruta PY02, a la altura de la avenida Concejal Romero, genera preocupación por parte de diferentes sectores de la comunidad. Usuarios del Instituto de Previsión Social (IPS) denunciaron que en horas de la noche, familiares de pacientes, que salen a comprar medicamentos en farmacias ubicadas en las cercanías, literalmente son acosados por estas personas que piden plata.
Se trata de un problema que se arrastra desde hace un buen tiempo y que hasta el momento no tiene una respuesta por parte de ninguna autoridad. De tanto en tanto, la Policía Nacional realiza control y una especie de cateo en el lugar, ahuyentarlos por algunos días, pero luego regresan.
Son hombres y mujeres que, además de ocupar el paseo central, ocupan el histórico edificio donde funcionaba el local de la desaparecida empresa telefónica estatal, Antelco, hoy Copaco. En el lugar hay una canilla y allí, a la vista de todos, se bañan, y también duermen en la pequeña vereda que tiene el edificio.
Así como los usuarios del IPS, también la gente que circula a pie para dirigirse a la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) o a un nuevo shopping construido en el extremo norte del Lago de República, se ven acosados por estas personas. Muchos, incluso, van hasta el local de la Secretaría Nacional de Turismo y el Cuerpo de Bomberos a pedir plata.
Camioneros paraguayos y brasileños, que en horas de la tarde y noche que esperan al costado de la Ruta PY02 para cruzan el Puente de la Amistad, rumbo al Brasil, también sufren el acoso de estos marginales de la sociedad, muchos de ellos presentan una actitud muy agresiva, si no se corresponde al pedido de dinero.
UNA PENA
Carlos Aponte, vecino del lugar, lamentó la imagen que se proyecta, señalando que se debe hacer algo para ayudar a estas personas a recuperarse. “Es una pena, son personas enfermas. La solución no pasa con cargarles como ganado en camión y tirarlos a otro lugar. Son enfermos, que incluso no tienen que comer. Diariamente estamos con el Jesús en la boca, ellos trepan cualquier muralla y llevan lo que hay y no se puede hacer nada”.
Acotó que se están multiplicando en el lugar y son de todos, varones, mujeres, de todas las edades. “Es triste. Están allí en hamacas, sobre cartón y lastimosamente ese lugar se convirtió en una zona roja. Tengo cerca mi oficina y compro cadenas para asegurar o si no entran y se llevan lo que encuentran”, resaltó.