No hay reacción perceptible ante terrible aumento de casos de abusos en menores
Casos estremecedores de abuso sexual están prácticamente “a la orden del día” en nuestra región. No pasa un día sin alguna denuncia nueva de menores abusados, o pedófilos y depravados imputados o condenados por los delitos cometidos. Una zona fronteriza como la nuestra es más vulnerable para este tipo de delitos. Ciudad del Este y distritos aledaños se convierten en un claro ejemplo de este tipo de hechos, ya que casi diariamente se reciben denuncias de niñas y niños que sufrieron algún tipo de abuso.
La campaña de concienciación es sumamente importante en el combate a este delito. Los medios de comunicación y principalmente las escuelas se convierten en un elemento fundamental para enseñar a nuestros niños cómo defenderse. Los padres también son pilares importantes de esta lucha, ya que su trabajo consistirá en acompañar y mejorar el cuidado de sus hijos, dándoles la protección necesaria para evitar que sean víctimas de los abusadores. Este tiene que ser un compromiso ciudadano, y debe involucrar a otras instituciones, como por ejemplo las iglesias, que también se encargan de la formación de las personas. Se trata de una realidad de la que ningún miembro de esta sociedad debe estar ajeno.
El rol de los padres, es importante remarcar, es fundamental, en el sentido de ejercer una estricta vigilancia sobre los hijos, en cuanto al uso de las redes sociales, en computadoras, celulares, tablets y otras herramientas de comunicación modernas, que son “ideales” para los pedófilos y depravados, para buscar nuevas víctimas.
Asismismo, la justicia debe ser implacable en el momento de hacer cumplir las leyes en defensa de un menor. Las sanciones corresponderán a la justicia y se esperan que cumplan con su deber.
El compromiso también está en las calles, en la gente común que no debe bajar los brazos ante esta dolorosa realidad, el abuso de una persona inocente, que no está en condiciones de defenderse. Al mismo tiempo, como sociedad, debemos analizar las causas del problema, qué está pasando, por qué se registran tantos casos y qué estamos haciendo como para proteger y defender a nuestros niños.
Las cifras oficiales son alarmantes e intolerables; no puede ser que los niños y adolescentes de esta sociedad estén viviendo de manera permanente bajo el acoso y amenaza de personas inescrupulosas, interesadas apenas en hacer daño y saciar sus bajos instintos. La sociedad en su conjunto debe reaccionar de manera urgente y firme.
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