Resulta sumamente preocupante el clima de inseguridad en el microcentro de Ciudad del Este. No se trata apenas de una “percepción” ciudadana, como falsamente pretenden hacer creer ciertas autoridades para minimizar las denuncias, sino de una incontestable realidad. La actuación de los famosos “pirañitas” disfrazados de guías de turismo, quienes actúan aliados criminales disfrazados de comerciantes y que generalmente cuentan con la protección de agentes corruptos de la Policía Nacional y Turística, hacen que los turistas tengan cada vez más reservas de llegar hasta la capital departamental para hacer compras.
Resulta insostenible que los mismos, apenas cruzando el Puente, son abordados por los “pirañitas”, quienes los conducen directamente hasta los locales en donde son estafados con todo tipo de artimañas, es decir, vendiendo productos falsificados o defectuosos en vez de originales, o colocando “piedras y botellas de agua” en las cajas en donde se supone se transporta la mercadería del cliente. O entonces vaciando las cuentas de las tarjetas de crédito de la víctima de turno. En fin, las “estrategias” de estos comerciantes “buitres” son muchas para engañar al turista, pero si todo falla, la víctima simplemente es conducida hasta una “piecita del fondo”, en donde en grupo es coaccionada a entregar todo lo que tenga.
Hace mucho tiempo, los propios empresarios esteños piden a sus colegas a que dejen de recurrir a estas viejas prácticas, que tan mala fama han dado a nuestra ciudad. Sin embargo, pareciera que el efecto es contrario, pues van en aumento las denuncias de estafas y asaltos cometidos en el microcentro de la ciudad. Ante esta lamentable realidad, que hace tiempo viene siendo denunciada por las autoridades locales, es imperioso una reacción a nivel de Gobierno Nacional. En primer lugar, transparentar la labor de la Policía Nacional y principalmente, de la Policía Turística.
También la municipalidad de CDE tiene gran parte de la responsabilidad, al no clausurar los locales en donde los turistas son estafados y asaltados sistemáticamente, así como otorgar carnets de “guías de turismo” a personas no aptas para el efecto, que solo buscan obtener este tipo de documento para persuadir a los turistas y generar confianza, para luego desplumarlos.
Mención especial en el grave problema merece el Ministerio Público, que lamentablemente brilla por su inacción en estos casos, a tal punto que no hay imputados, mucho menos condenados. Esto pese a reiteradas reuniones, en donde se les instaba encarecidamente a los fiscales a ser más duros e investigar los casos hasta las últimas consecuencias, no apenas buscando “arreglos amistosos”. Por último, el Poder Judicial, que otorga medidas o libera directamente a estos delincuentes, especializados en embaucar y asaltar turistas, como lo vimos días pasados, con la aprehensión de un falso vendedor, con frondosos antecedentes y medidas restrictivas, pero operando tranquilamente en un local comercial y haciendo nuevas víctimas.
La economía de Ciudad del Este está basada en el comercio y el turismo y lo que está ocurriendo es un ataque directo y despiadado a estas dos fuentes de ingreso, cometido por personas inescrupulosas y dispuestas a todo para conseguir sus fines. Si no se emprenden acciones coordinadas serias, este problema se saldrá de control, con las consabidas consecuencias, de más desempleo y pobreza. ¿Quién quiere hacer turismo en un lugar donde lo estafan y asaltan, quién desearía invertir o mantener su negocio, en un ambiente de esta naturaleza? Esas son las preguntas que deben hacerse las autoridades policiales, fiscales y municipales, quienes son los únicos que pueden ofrecer una solución a este drama que está aumentando día tras día.
